(Aeronoticias).- Quizá no llegó a comprender en toda su magnitud el escarnio que viviría el -entonces- cadete Rolf Aliaga, luego de que denunciara a sus superiores por las adquisiciones de ordenadores portátiles con programas piratas.
No lo llegó a imaginar en toda su amplitud, hasta que inició el trato feroz.
Rolf Aliaga acusó ante América Televisión al ex director Javier Eduardo Navas Gambio de presionar al batallón para que renunciara a la Marina a través de torturas sistemáticas, las cuales iniciaron desde su ingreso, pero se volvieron más virulentas con el pasar del tiempo.
Si no es tortura comer excrementos de aves, ser golpeado y recibir descargas eléctricas hasta necesitar de pastillas y tratamiento psiquiátrico, considere usted su concepto de ser humano.
Hasta entonces, Felipe Ramos Risco, abogado de la víctima, denunció la dilatación del proceso por parte del fiscal Johny Soto Jiménez sin formalizar denuncia. Los cadetes de cuarto año, Fernando Carrillo Minaya y Darío Urrichi Horna, fueron separados por la Marina, hasta que impugnaron la decisión judicial y fueron repuestos.
Es decir, a fojas cero.