Camino hacia la igualdad, por Jefrey Buenaventura

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(Aeronoticias).- Más de 500 homosexuales fueron asesinados en la categoría de crímenes de odio entre enero de 2013 y marzo de 2014, según la CIDH.

A través del Registro de Violencia contra personas LGBT en América, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó alarmantes resultados que reflejan los altos niveles de violencia a la que está expuesta la comunidad homosexual.

Cerca de 770 actos de violencia contra los homosexuales incluyendo 594 muertes fueron observadas por la CIDH durante un período de quince meses entre los meses de enero de 2013 y marzo del 2014.

¿Mentalidad abierta?

Es cierto que las sociedades evolucionan a lo largo del tiempo, incluso muchas de sus costumbres suelen quedar en el olvido. Los medios de comunicación reflejan que cada día el sector conservador de muchos países ha perdido terreno sea para bien o para mal según como lo vea cada persona, es un factor que nos muestra claramente hacia dónde nos dirigimos.

La Iglesia ha perdido un vasto terreno antes dominado por su doctrina secular tras una participación bastante activa en la vida política y civil. Hoy su enseñanza se ha reducido a los colegios parroquiales, algunas universidades, grupos de catequesis, organizaciones de carácter religioso y templos.

Los jóvenes de hoy tienden a tener una mentalidad flexible y abierta para digerir posibles cambios o diferencias. Esto es propio de los jóvenes. Tampoco se trata de moldear o implicar a nuestra niñez a cambios bruscos desde la escuela. Hablamos de jóvenes y no de niños.

La mentalidad abierta en los jóvenes surge a partir de la necesidad de crear una profunda sensibilización en solidaridad a los hechos que giran en torno a la comunidad homosexual no solo en nuestro país sino a nivel global.

Educación Integral en valores

Considerar una educación integral desde las escuelas ayudaría a reducir los índices de violencia hacia personas con una diferente orientación sexual y no solo ello sino que además reduciría las tasas de violación sexual y comportamientos inadecuados en una sociedad civilizada.

Se trata de aplicar una educación basada en valores éticos y constructivos que proteja los derechos de todas las personas desde el vientre materno. No se trata de planificar cursos de “Educación Sexual Integral” con intenciones de obtener intereses por parte de algunas organizaciones abortistas y LGTB. Eso es otra cosa que nos pretenden hacer creer como viable.

Los derechos son para todos y todas sin distinción de raza, sexo, credo u otro particular tal como lo señala nuestra Constitución. Sin embargo, existe la pretensión de desfigurar el sentido de la identidad sexual y reducirlo a una práctica sin objetivos claros.

Igualdad

La lucha por la igualdad comienza cuando consideramos que los derechos humanos deben respetarse y protegerse. La igualdad de derechos no es más que rechazar todo acto de discriminación hacia otros seres humanos.

El camino hacia la igualdad lo construimos todos nosotros quienes queremos y creemos en un mundo libre de prejuicios y justa en su accionar porque lamentablemente vivimos en una sociedad donde muchas personas debido a su orientación sexual son agredidas sin motivo alguno aun cuando son ciudadanos que merecen el mismo respeto.

Ser homosexual no es un delito*

“Coco”, un estudiante de Administración de 23 años, sufre a diario insultos y burlas en las calles por ser homosexual.

Este joven empezó a sentir atracción por los hombres desde los 17 años. “Coco” acudía a la escuela cuando conoció a un estudiante de filosofía de 20 años quien fue su primera pareja. Ambos tuvieron una relación en secreto pues “Coco” no sabía cómo reaccionaría su familia.

Tiempo después, cuando este jovencito se atrevió a contarle a su madre acerca de su homosexualidad, ella atinó a decirle que lo aceptaba tal y como es, no era quien para juzgarlo pero su padre tuvo una diferente percepción, pues él se molestó, lo insultó y humilló.

Con el tiempo “Coco” afrontó la discriminación que sufría a diario en su hogar, decidió permanecer en ella y hacer planes para estudiar pues ya terminaba el colegio.

Decidió estudiar Administración aun cuando su padre le dio la espalda por la condición sexual que tenía. Él confiesa que ello ha sido el peor suceso que ha vivido hasta el momento.

Tras un año de preparación en la academia y con la ayuda incondicional de su madre, “Coco” obtuvo el ingreso a la Universidad Nacional Federico Villarreal, aquí él afirma que se dio inicio a su nueva pesadilla.

Sus compañeros solían burlarse con adjetivos ofensivos y algunos preferían no tener contacto con él debido a su orientación sexual. “Coco” nos cuenta que le costó ser aceptado por sus compañeros del mismo ciclo porque en otros círculos de estudios de ciclos superiores de la universidad él se incorporó sin problemas.

El estudiante de Administración comenta que ha logrado vencer los prejuicios de nuestra sociedad pues actualmente puede entablar conversaciones con personas propias de la comunidad LGTB en la universidad y el trabajo sin problema, pero en las calles la realidad es otra.

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