(Aeronoticias) El cartel más esperado porque es raro poder juntar a tres de las grandes figuras de la actualidad en una sola corrida había despertado gran expectativa y generado la ilusión de la afición. El clima ofrecía el marco ideal, pero se especulaba en los corrillos la incógnita del ganado de Roberto Puga, considerando lo ocurrido el año pasado. Lo dicho originó que la Plaza estuviera casi llena y creemos que las dudas por el ganado podrían haber contribuido a que no se llenara. A las 3.30 partieron plaza Enrique Ponce, vestido de gris acero y oro, El Juli de azul marino y oro y José Mari manzanares de morado y oro.
La incógnita del ganado se despejó desde la salida del primer ”toro”. Creo que Roberto Puga no leyó bien los programas que decían que la novillada era la primera del abono y no la corrida de ayer. El año pasado cuando hicimos nuestro resumen de la Feria dijimos textualmente: “Lamentable sí lo de Roberto Puga. Ojala el descontento expresado en la propia Plaza sirva para que el ganadero no repita lo ocurrido este año y así se reivindique ante la afición en próximas temporadas y recupere el prestigio ya ganado”. Pues parece que al ganadero no le importa el desprestigio y este año lo ha superado enviando un encierro indigno de nuestra primera Plaza. Con decir que ya los dos primeros “toros” fueron devueltos al corral por la protesta del indignado público, y que se acabaron allí los dos únicos toros que eran los sobreros colombianos. Y si no se devolvieron los otros cuatro es porque ya no había más sobreros. Si hasta alguno de los cabestros tenían más presencia. Por eso Acho rugió con fuerza en varios momentos con gritos de “Puga estafador”. Después de esto, cabe preguntarse si al aficionado le quedarán ganas de volver a ver anunciado al ganado de Roberto Puga.
Enrique Ponce resultó el triunfador de la corrida cortando una oreja en cada toro y por ello saliendo en hombros de la Plaza. Su primero bis fue un toro de La Ahumada que como primer sobrero sustituyó al impresentable titular devuelto a los corrales. Se luce con el capote y vemos un buen puyazo de Manuel Quinta que es desmontado. Va el toro hacia sol y César caro aplica otro buen puyazo. El torero de Chiva brinda a Mario vargas Llosa y ofrece una faena seria, de poder y arte a un toro que no es fácil pues lleva sentido. Mata de estocada un poquito desprendida y corta una merecida oreja. El cuarto es el único de Puga que si bien no tenía la presencia necesaria, era bonito de tipo y el único toro negro de la corrida. Ponce brinda al público y realiza una larga faena que fue premiada con una oreja pero que a decir verdad, en nuestra opinión, fue exagerada. La faena se caracterizó por el frecuente diálogo con los tendidos, mucha mirada al tendido y luego pases con dominio sí pero a un animal sin respeto. Una buena puesta en escena y mucho toreo al público. Admiramos mucho a Enrique Ponce que es no solo un maestro sino un torero de época y si valoramos su faena al primero, no nos gustó la segunda por lo dicho.
Julián López El Juli vio devolver a su primero, otro impresentable animal que ante la gran protesta hubo de regresar a los corrales. En su lugar salió el segundo sobrero, un imponente jabonero de San Esteban de Ovejas, toro muy serio, cuajado y muy bien armado. Sale suelto y soso desde el inicio. Recibe un buen puyazo de Diego Ortiz y parece que algo despierta el toro. Con la muleta pudimos apreciar a un torero con una muleta muy poderosa dominando a un toro con mucho peligro que incluso casi lo coge en una oportunidad. El madrileño le arranca varias series con la derecha dominándolo a fuerza de bajarle la mano. Hay un breve intento con la izquierda pero el toro no pasa y se cuela. Vuelva con la derecha y consigue pases de mucho mérito. Por ahí un “sabio” grita reclamando la mano izquierda, evidenciando su ignorancia. Mata El Juli de una entera algo trasera y recibe una fuerte ovación que agradece desde el tercio. En el quinto no hubo nada que hacer. El animal que le tocó no solo era chico sino que fue el peor de la corrida, un auténtico inservible. Silencio al torero y fuertes pitos al ejemplar de Puga y el coro de protesta al ganadero.
José Mari Manzanares ha mostrado lo artista que es. Él tuvo que aguantar el tener que torear a los astados titulares pues ya no habían más sobreros. Se lucido tanto con el capote como con la muleta mostrando la finura de su arte, pero como lo ha hecho a ejemplares sin presencia, no le ha servido de mucho. Es una pena tener que ver tanto arte desperdiciado. Su primero era otro animal inapropiado para una corrida en Acho, además de feo carecía de bravura, permitió una faena pinturera porque tenía nobleza pero muy cercana a la tontería. El último no fue distinto a los otros y fue también recibido con protestas. En este caso ya el público estaba harto y molesto. Una pena de corrida.
De las cuadrillas destacaron a caballo los tres españoles, Quinta, Ortiz y Barroso y como siempre nuestro paisano César Caro. Buenos pares de banderillas recordamos uno de Curro Javier y uno de Alvaro Montes. A propósito de los pares de Montes, en su segundo par los palos cayeron al suelo y por tanto era pasada en falso. Pidió los palos que portaba el tercero de la cuadrilla que ya había banderilleado y hubo protestas. Deben entender quienes protestan que cuando un banderillero pasa en falso tiene una segunda oportunidad de entrar y solo ante la segunda pasada en falso pierde el turno.
Para finalizar tenemos que criticar nuevamente a la “Autoridad”, que tal no parece serlo. Creemos que simplemente la corrida que envió Roberto Puga, no debió ser aprobada. En cualquier Plaza seria, esa corrida sería rechazada.