(Aeronoticias): El 21 de marzo de 2025 marca los primeros tres años de operación del Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, el mentado AIFA, que hay que decirlo, nos está costando un dineral a los mexicanos.
Tal y como lo he comentado en alguna columna anterior, si dividimos todo lo que ha supuesto en gastos, insisto, gastos y no inversión que no es lo mismo, la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco entre el número de posiciones de contacto y remotas de estacionamiento de aeronaves comerciales de pasajeros con el que cuenta el AIFA, y de hecho hasta con las que eventualmente puede llegar a contar, el aeropuerto termina siendo por mucho la terminal aérea más cara de la historia a nivel mundial en función del costo por unidad de estacionamiento de este tipo de aviones.
Más allá del impacto financiero de la cancelación de Texcoco, al que me voy a referir también como NAIM, que es un asunto sumamente complejo de describir pero cuya magnitud es abrumadora, el despilfarro asociado al AIFA está por doquier: un “Felipe Ángeles” excedido en lo que toca a su lado aire; un F.B.O. virtualmente abandonado; una terminal de helicópteros acumulando polvo; necesidad de realizar obras urgentes de mantenimiento una vez aparecidos defectos de construcción ya sea por mala calidad o prisa; áreas del edificio terminal de pasajeros en total desuso; necesidad de construir nuevas instalaciones por falta de planeación; una ramal del Tren Suburbano conectándolo con Buenavista en la Ciudad de México que no tiene aún visos de ser puesta en operación, misma que además resultará deficitaria dada la marginal demanda que en realidad tendrá debido a la propia limitada demanda que el aeropuerto tiene; un centro comercial construido a un lado del casco de la antigua Hacienda de Santa Lucía sin un solo local ocupado.
Una enorme ciudad militar con museos cada día más deteriorados (caso del Militar de Aviación) cuya costosa construcción supuso el derribo de instalaciones militares ya existentes para reubicarlas; la operación altamente deficitaria de una aerolínea, a la que le medio le compraron la marca Mexicana, y digo medio le compraron debido a que aún se le debe dinero a los propietarios de la misma, concebida sin otro fin real que alimentar artificialmente y sin mediar estudio de mercado serio alguno la oferta de aerotransporte en el aeropuerto; centenares de kilómetros de carreteras y accesos terrestres sin sostenibilidad social o económica; obras hidráulicas para dotar al aeropuerto de agua a costa de dejar de atender a las poblaciones que antes se le abastecía el vital líquido; un peligroso rediseño del espacio aéreo del Valle de México
La operación subsidiada de servicios de transporte de personas entre el AIFA y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) por parte de un crecientemente insostenible Aeropuertos y Servicios Auxiliares; los sobresueldos asociados a militares trabajando en situación de retiro o activos ya sea en el AIFA, la aerolínea, el grupo aeroportuario o cualquier otro emprendimiento de carácter civil por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional en el perímetro aeroportuario; el costo de operar el aeropuerto; el costo de desplegar en él a la Guardia Nacional y algo adicional: haber acabado con la rentabilidad del AICM reduciéndole operaciones y por ende oferta y demanda productiva.
Fuente: A21.com.mx