(Aeronoticias).- En medio de un amplio territorio de campos trabajados, se puede contemplar desde las alturas un hermoso paisaje natural, ejemplo del potencial artístico argentino que a su vez hace referencia a un conmovedor homenaje de amor por parte de un hombre a su difunta esposa.
En 1977, el joven agricultor argentino Pedro Martín Ureta perdió trágicamente a su esposa. En honor a su amada plantó este bosque con forma de guitarra, y ahora, casi 40 años después de su muerte, Ureta todavía mantiene este impresionante monumento de amor tal como lo cultivó hace décadas, informa ‘The Wall Street Journal’.
Ureta, a sus 28 años de edad se enamoró perdidamente de Graciela Yraizoz, una chica de apenas 17. Los jóvenes, muy enamorados porsuesto, se casaron y tuvieron cuatro hijos.
Como toda verdadera relación en el que el que el amor y sentimientos son netamente puros y sinceros, la vida parecía feliz, no había espacio para lo tormentoso y todo los problemas al parecer, tenían solución si se solucionaban de a dos; la pareja tenía grandes planes… Graciela pensó que podrían crear algo majestuoso en su propia finca: un bosque en forma de su instrumento musical favorito, la guitarra.
Ureta no prestó la debida atención ya que habían cosas más importantes en que pensar antes que desarrollar un proyecto de semejante extravagancia, por lo que pospuso la idea de su mujer para más tarde. Lamentablemente, ese ‘más tarde’ no llegó jamás. En 1977, Graciela murió repentinamente de un aneurisma cerebral a la tierna edad de 25 años.
Entonces Ureta, con el corazón roto, decidió que la mejor manera de honrar a su difunta esposa sería cumplir su deseo y plantar la gigantesca obra de arte en su memoria.
Fuente: actualidad.rt
Foto: actualidad.rt
