Explicó que la terapia nace con el motivo de consulta, para el cual hay una gran diversidad. Se realizan exámenes evaluatorios generales y proponen en cada caso «distintas estrategias para la escritura de su ’cuento terapéutico’ luego algunos encuentros». «La inducción a la escritura dependerá de los datos que arrojen los tests realizados previamente», precisó. Indicó que la duración de la «intervención cuento terapéutico» depende de cada paciente. «Un ejemplo de proceso focalizado, puede durar alrededor de 10 encuentros. En casos más complejos su duración es mayor», dijo.
Con respecto a la lectura de los textos de los pacientes y eventuales interpretaciones, Bruder destacó que «el valor principal de esta terapia «es el anonimato».»El paciente sabe de antemano que nadie leerá su producción de cuento terapéutico. Sin embargo, la experiencia indica que dado el vínculo que se establece con el terapeuta, los pacientes eligen leer sus producciones, y obviamente, esto es más eficaz para ellos», indicó.
Afirmó que al escribir un «Cuento Terapéutico», los pacientes «alternan la primera y la tercera persona sin darse cuenta, en el momento de la creación del mismo». «Este juego de persona-personaje ayudaría a provocar este cambio en el bienestar de los sujetos», aseveró. «La creación implica vida, crecimiento, movimiento, libertad. Escribir un Cuento Terapéutico es la posibilidad de recrear la situación dolorosa, desandarla y resolverla positivamente para recuperar el bienestar», puntualizó la doctora Bruder.
Esta profesional es doctora en Psicología; licenciada en Psicopedagogía; docente e investigadora; profesora de Posgrado en la Universidad CAECE, y del doctorado en la Universidad de Palermo. Pennebaker fue director de su tesis doctoral. Además integra la Asociación Argentina para la Infancia, y es autora del libro «El cuento y los afectos».