En este caso, la fascinación por la vida y obra de grandes escritores llevó a este graduado en Literatura Inglesa y Norteamericana por Harvard y en Derecho por Yale, a explorar los últimos años del escritor inglés que logró manejar con maestría y humor el género narrativo y realizó una aguda crítica a la sociedad victoriana. El punto de partida de la historia es una muerte -la del propio novelista, en 1870- y también una intriga, la que Dickens lega al dejar inacabada su última obra, «El misterio de Edwin Drood».
A partir de ahí, el editor James R. Osgood se lanza en pos de los capítulos inéditos, envuelto en un mundo de bajas pasiones, alta literatura, drogas y violencia, en un viaje por la Norteamérica inmediatamente posterior a la Guerra de Secesión, la Inglaterra victoriana y la India colonial, donde uno de los hijos del autor de «Grandes esperanzas» trabaja como policía. «El misterio de Edwin Drood» no sólo es una simple novela sino el principio de un misterio, ya que al haber quedado inconclusa miles de intelectuales que leyeron los primeros seis capítulos (sobre un total de 12 que estaban planeados) intentaron darle final a esta obra que Dickens no pudo terminar por su abrupta muerte.
La publicación por entregas de los primeros episodios dejó abierto el final ante la muerte del autor británico: ¿reaparecería el honesto Drood para vengarse su tío el morfinómano John Jasper? Los devotos seguidores del autor de «David Copperfield» especularon sobre la cuestión con frenesí y llegaron incluso a recurrir a sesiones de espiritismo para encontrar una respuesta. Más de un siglo después, el escritor norteamericano retoma la pregunta y fabula en torno a ella a partir de cuestiones como el tráfico de opio, las enconadas luchas editoriales y el nacimiento de la cultura de las celebridades literarias, que sirven de telón de fondo a esta intriga literaria cuidadosamente investigada.
El protagonista Osgood, uno de los editores estadounidenses de Dickens y a la vez un personaje real cuya editorial también publicó la primera traducción de Dante que inspiró el primer libro de Pearl, lucha en las páginas de esta novela por descubrir cuál era el final que el escritor imaginó y aclarar la serie de crímenes que la llegada del manuscrito provoca en la ciudad de Boston. «Mi intención era convertir en novela la curiosidad que suscitó en la gente el hipotético final de este libro y convertir este interés en una aventura llena de misterio», destacó Pearl en una entrevista concedida recientemente al periódico español La Vanguardia.
Profesor y también novelista de éxito, con «El club Dante» -sobre el grupo de escritores bostonianos cercanos a Longfellow- y «La sombra de Poe» -en torno al sombrío genio de «El barril de amontillado»- Pearl presenta en este caso una adictiva trama que mezcla el tráfico del opio y la literatura, el efervescente Boston de fines del siglo XIX, el Londres victoriano y el exotismo de la India. «El éltimo Dickens», recién editado por Alfaguara, retrata el ambiente que rodeó la vida y muerte del autor de «Oliver Twist», incorpora conversaciones reales, recrea su gira por Norteamérica y aspectos de uno de sus hijos, el comisario Frank Dickens. Me sorprendió ver que hubiera tan pocos estudios dedicados a la familia de Dickens, así que muchas de los datos de mi libro son, además de ciertos, una revelación porque nunca antes se habían publicado», aseguró también Pearl, que con «El Club Dante» se convirtió en uno de los escritores con más éxito internacional.
Aeronoticias recuerda que el escritor ya demostró ante los lectores en castellano que se mueve como pez en el agua en ese género negro ribeteado de posibles conspiraciones y sociedades secretas a partir de las biografías de figuras literarias. De la novela que tenía a Dante como uno de sus protagonistas llegó a vender 230.000 ejemplares y enseguida fue comparado con Dan Brown: sin embargo, Pearl camina por derroteros muy distintos a los del autor de «El código da Vinci». Aunque comparte con Brown la amenidad del relato, la ligereza estructural, el pulso narrativo en la intriga y como héroe arquetípico un hombre culto pero emocionalmente mediocre, el autor de «El último Dickens» intenta ofrecer algo más de sustancia al lector. Y en este caso lo logra.
