El final de esta pesadilla

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(Aeronoticias).– De las palabras del periodista de Corriere della sera, Danilo Taino que, a modo de premonición señala: “i Paesi poveri saranno più poveri” (los países pobres serán más pobres) a causa de la pandemia.

Es importante destacar que en su análisis no solo evalúa el papel de los países europeos y su tratamiento a nivel socioeconómico para enfrentar la crisis, sino que también aborda parte de la problemática de los países del globo que sin lugar a dudas se verán sumamente afectados por la situación.

Perú es uno de los países más golpeados a nivel económico de toda la región, ello pese a que el Gobierno de Martín Vizcarra aplicó una serie de medidas restrictivas de confinamiento para retrasar la propagación del virus en todo el territorio nacional. Sin embargo, pese a todos los esfuerzos la crisis se ha acentuado tanto en los hospitales como en el aparato económico del país.

 

La BBC documentó que una de las razones de la crisis está motivada en la informalidad debido a la complejidad del proceso para constituir una empresa, la precaria infraestructura sanitaria en diferentes regiones del interior, entre otros aspectos que exhiben la cruda realidad que atraviesa nuestro país.

 

No existe un tratamiento en específico, más de dos millones de personas perdieron su empleo, tampoco hay seguimiento a los infectados sintomáticos y asintomáticos de manera regular, la tasa de subregistros de víctimas mortales es muy elevado en comparación con las cifras oficiales del Ejecutivo y el impacto económico por causa de la epidemia ha generado una caída del PBI del 40%, según el MEF.

 

El Gobierno tuvo aciertos y desaciertos, hizo bien en aplicar la cuarentena en principio para ganar tiempo y retrasar el colapso de los hospitales, esto sirvió para salvar muchas vidas; sin embargo, falló al no lograr integrar a nivel institucional el trabajo en conjunto con las ONG’s, la Iglesia y las empresas del sector privado para hacer frente a la crisis de una manera más concreta, sólida y eficaz.

 

Por otro lado, delegar parte de la responsabilidad a los municipios y gobiernos regionales no ha sido la mejor decisión considerando la poca capacidad de gestión que tienen algunos funcionarios y debido también a la falta de voluntad política de los mismos.

 

El final de esta pesadilla en la que nos vemos inmersos parece aún muy lejano. No obstante, es necesario también observar más allá de lo que el virus nos deja. La Covid-19 no acabará con la humanidad, es un hecho. Los problemas como el impacto ambiental y el cambio climático son aspectos puntuales que sí ponen en riesgo nuestra supervivencia en la Tierra en un corto o mediano plazo y, por tal motivo, merecerán con el tiempo la misma atención con la que se ha estado tratando al virus.

 

Las guerras, los estados con una política autoritaria y un mundo globalizado en donde el choque sistemático de corrientes ideológicas impactan constantemente en las sociedades, puede ser el desenlace de una serie de crisis igual o peor que en las que esta pandemia nos ha introducido.

 

Como vemos, nuestra proyección de vida no se reduce a una mera convivencia con el virus sino que trasciende a este.

 

Por Jefrey Buenaventura.

 

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