El overbooking no es un error: por qué las aerolíneas venden pasajes por encima de la capacidad del avión

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(Aeronoticias) Llegas al mostrador de facturación, y te salta el fatídico mensaje de que tu tarjeta de embarque aún no tiene número de asiento asignado. El vuelo tiene overbooking. En otras palabras, la aerolínea ha vendido más pasajes que plazas tiene el avión. Cabría pensar que es un error, pero no lo es.

Aunque parezca completamente absurdo, el overbooking no es ningún error del sistema ni el resultado de un empleado negligente. Se trata de una práctica completamente premeditada con un objetivo muy concreto: optimizar recursos y sacar más beneficios.

La experta en estadística Nina Klietsch explica los pormenores del overbooking en este interesante vídeo. No es una práctica limitada a los pasajes de avión. Las reservas de hotel y hasta las consultas en hospitales también la practican alegremente. La retorcida lógica que anima a una empresa a vender más reservas que plazas se basa en un dato: las cancelaciones.

Es una cuestión de pura estadística. Las compañías aéreas llevan años recopilando datos de diferentes rutas y saben cuál es el porcentaje medio de pasajeros que pierden sus vuelos en cada una de ellas. Si una ruta tiene, por poner un ejemplo, un 10% de cancelaciones, es significa que de 180 plazas solo se presentan 162 de media. Eso significaría, en teoría, que podrían vender 18 pasajes de más, pero si tienen la mala suerte de que todos se presentan ese día, la penalización echa por tierra cualquier beneficio.

Lo que hace la aerolínea es calcular cuál es el escenario más probable. Para ello no solo aplica la media de datos de que dispone, sino el estado del tráfico y hasta la predicción meteorológica para ese día.

El cálculo es delicado. Si venden demasiado poco, quedaran asientos libres. Si se pasan vendiendo plazas, tendrán que pagar indemnizaciones a los pasajeros, por no mencionar el enfado de estos, aunque a estas altura podemos concluir que nuestro bienestar o si llegamos a nuestro destino ese día realmente se la trae floja a las compañías aéreas. Es una cuestión de beneficios frente a ética.

Por: Carlos Zahumenszky – Gizmodo


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