(Aeronoticias).- Un nuevo caso de amor de una mascota hacia su amo conmovió a miles en Hungría, a tal punto que las autoridades de Budapest decidieron edificar un monumento a Beni, un perro que durante diez años siguió esperando el regreso de su fallecido dueño al frente de la que había sido su hogar.
En reconocimiento a su fidelidad, el ayuntamiento le dedicó una estatua de bronce en una esquina de su barrio.
El can, que murió hace cuatro meses, volvía siempre al edificio donde había vivido y se quedaba parado delante de él durante todo el día.
Sobrevivió todos este tiempo gracias a la atención que le prestaban los vecinos, que lo alimentaron e incluso trataron en ocasiones de llevarlo a sus propias casas, aunque Beni siempre se escapaba para regresar al que fue su hogar.
Las autoridades de la ciudad se encargaban de alimentarlo y curarlo y de que el servicio de control de animales no se lo llevara a la perrera.
Fuente: Capital
Foto: Capital