(Aeronoticias).-Efectivos militares del CEVRAEM extraen de su camuflaje una avioneta boliviana en San Martín de Pangoa, Satipo. Estaba lista para cargar droga.
Guerra a ciegas. No están permitidas las operaciones aéreas para derribar las «narcoavionetas» y la Policía Antidrogas no tiene una base en la zona, lo que es aprovechado por los narcotraficantes para despachar cocaína en grandes cantidades en una suerte de puente aéreo hacia localidad de Bolivia.
Entre seis y ocho avionetas de bandera boliviana logran infiltrarse en territorio peruano sin problema alguno y aterrizan en pistas clandestinas para recoger entre 350 y 500 kilos de droga producida en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). Todos los días. Hasta cuatro toneladas cada 24 horas, de acuerdo con los cálculos de oficiales del Comando Especial del Vraem (CEVRAEM).
La acción de las fuerzas de seguridad se limitan a intervenciones en tierra. No están en condiciones de desplegar operaciones de interdicción aérea. Eso lo saben las organizaciones de narcotraficantes. Por eso han incrementado los vuelos.
REPORTE AÉREO
La República abordó un helicóptero Mi-35P en el cuartel general del CEVRAEM, en Pichari, Cusco, y surcó la zona atravesada por el río Ene, en cuyas playas los narcotraficantes acondicionan con frecuencia pistas clandestinas.
Las pistas han sido estratégicamente construidas en áreas aledañas a centro poblados. De modo que si las fuerzas del orden las destruyen, los pobladores de inmediato se dedican a repararla a cambio de dinero.
Gran parte de los aeródromos colindan con los centros poblados de Villa Virgen, Selva de Oro, Pampa Hermosa, Puerto Roca, Puerto San Miguel, Paquichary y Puerto Ene, en el distrito de San Martín de Pangoa (Satipo, Junín).
Mientras que por el río Apurimac figuran en Llochegua y Sivia (Ayacucho), y por Pichari, Kimbiri y Santa Rosa (Cusco).
Al ser consultados por qué las avionetas con droga no son intervenidas por las autoridades, las fuentes del CEVRAEM explicaron: “Tenemos muchas pistas identificadas. Los narcotraficantes aprovechan que el río baja sus aguas y se forman playas. Solo limpian la zona y marcan con una estaca y un trapo la ubicación. Eso es suficiente para que la nave pueda aterrizar. A veces estas aeronaves entran de dos a tres”.
VIEJA ESTRATEGIA
“Estos traficantes saben en qué momentos vamos operar. Están informados de todo. Pero no podemos intervenirlas mediante operaciones aéreas por la sencilla razón de que no tenemos autorización para hacerlo», indicaron las fuentes militares.
La República sorprendió a una banda de traficantes que se encargaban de transportar la droga hasta la pista de aterrizaje. Fue cuando abordamos en Puerto San Miguel, en el distrito San Martín de Pango (Satipo, Junín), un bote para que nos condujera hasta Puerto Ene. En la lancha se encontraban tres sujetos que llevaban camuflados 15 kilos de droga. El cargamento fue entregado a otros sujetos en Puerto Paquichari.
«La Dirandro no tiene la capacidad operativa fluvial para neutralizar a estas organizaciones del narcotráfico que se desplazan por todo el río Ene. No cuentan con lanchas, menos con una base antidrogas en la zona», dijo un oficial de la Dirandro de Pichari, lo que explica el «boom» de los «narcovuelos», como en los años 80 y 90.
EN CIFRAS
1.000 dólares es el precio del kilo de la pasta básica en el Vraem.
1.500 dólares es valor del kilo de cocaína en las zonas de expendio del Vraem.
12 años es el tiempo que permanecen suspendidos los vuelos antidrogas en el Perú.
Fuente: La República
Foto: La República