Obama realiza intensas consultas sobre la estrategia que seguirá en Afganistán y sobre los efectivos necesarios para aplicar esa estrategia. Está sometido a las demandas de sus generales, que reclaman más soldados, y a las preocupaciones de la opinión públlica. Los sondeos reflejan una creciente oposición entre los estadounidenses a una guerra que ya lleva ocho años, y cuyo final no parece cercano. Por el contrario, el ataque en el que murieron ocho soldados estadounidenses el sábado en la provincia de Nuristán ilustra la intensificación de los combates durante los últimos meses.
La oposición republicana urge al presidente a que acceda a las demandas de los generales. Pero Obama también enfrenta un fuerte movimiento anti-militarista en su propio Partido Demócrata. El lunes se supo que unos veinte representantes demócratas del ala izquierda acaban de presentar un proyecto de ley que prohíbe cualquier financiamiento a una ampliación del despliegue estadounidense en Afganistán.
Los efectivos norteamericanos en Afganistán ascienden a 68.000. «El hecho es que hay que tomar esta decisión y que hay que ayudar a esos 68.000 soldados y que, cuanto más esperemos, más serán los que estén en peligro», dijo el ex candidato presidencial republicano John McCain, en declaraciones a la cadena Fox de televisión.
Hasta ahora, la Casa Blanca alega que existe una discusión en curso. Señala que primero hay que ponerse de acuerdo en la estrategia y luego sólo decidir el número de soldados que se necesitan. Obama se limitó a advertir que analizará «con escepticismo» cualquier solicitud de refuerzos. Ya presidió dos reuniones de su equipo de Seguridad Nacional, en el mes de agosto y la semana pasada, y tendrá otras dos este miércoles y viernes. Según su portavoz, Robert Gibbs, la decisión podría tomar aún «varias semanas».
El encuentro de este martes con dirigentes de los dos partidos en ambas cámaras del Congreso tiene el propósito de «decirles dónde estamos en este proceso y pedirles sus puntos de vista», dijo Gibbs, y no informarles de una decisión que haya tomado Obama. La única opción descartada, según el portavoz, es el retiro de Afganistán. Dio una pista cuando afirmó que, si se enviaban refuerzos, serían a zonas más habitadas que aquella en la que se produjo el ataque del sábado.
También subrayó, al igual que lo hiciera antes el asesor en Seguridad Nacional, James Jones, la importancia de incluir a Pakistán en la nueva estrategia.