GOBIERNO DE MICHELETTI REPRIMIÓ UNA MANIFESTACIÓN A FAVOR DE MANUEL ZELAYA

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Tegucigalpa atravesó una jornada marcada por la violencia en sus calles, a partir de la decisión del gobierno de facto de impedir una manifestación de apoyo al presidente derrocado, Manuel Zelaya, y las exhortaciones al diálogo para zanjar la crisis desatada tras el golpe de estado del 28 de junio último. El régimen de Roberto Micheletti ejerció a ultranza el toque de queda que dispuso ayer: temprano en la mañana, policías y Ejército dispersaron a los miles de manifestantes que habían llegado hasta las afueras de la embajada de Brasil, donde permanece como «huésped» Zelaya, para expresarle su respaldo.

Los choques dejaron un número de heridos no precisado por las autoridades y un cerco policial alrededor de la sede diplomática para impedir el retorno de los zelayistas, pero los enfrentamientos siguieron en algunas barriadas donde, según el Frente de Resistencia, había ya centenares de detenidos. En una capital militarizada, la embajada brasilera se había convertido en la sede de la resistencia, aunque la agencia DPA reportó que las 50 o 60 personas que permanecen dentro no están en las mejores condiciones: recién se reestableció el servicio eléctrico, los teléfonos están cortados y no sobran los alimentos.

GOBIERNO DE MICHELETTI REPRIMIÓ UNA MANIFESTACIÓN A FAVOR DE MANUEL ZELAYA

El cuadro de situación empujó al presidente de Brasil, Lula Da Silva, a advertir desde Nueva York sobre la extraterritorialidad de las sedes diplomáticas -pactada en normas internacionales-, y el gobierno de facto anunció que respetará la embajada y de ninguna manera promoverá su ocupación. No obstante, el canciller de Brasil, Celso Amorim, anunció que su país estudia acudir al Consejo de Seguridad de la ONU para tratar el tema de la seguridad de la embajada brasileña en Tegucigalpa.

«Como necesitamos ser precavidos, estamos considerando una carta al Consejo de Seguridad de la ONU sobre la impenetrabilidad de las embajadas. Ni los regímenes más dictatoriales del mundo atacaron embajadas. Si eso ocurre, sería prueba de algo salvaje en las relaciones internacionales», dijo Amorim en Nueva York. Por otra parte, el ministro contó, citado por la agencia noticiosa italiana ANSA, que conversó con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, quien ofreció la embajada estadounidense en Honduras para trasladar a las mujeres y niños que estaban en la sede brasileña hasta que fue cercada por las fuerzas de seguridad del régimen.

En tanto, el mandatario de facto consideró que con el ingreso de Zelaya al país el llamado Plan Arias -que nunca aceptó- ya no tiene razón de ser, restó importancia a la resolución del Consejo Permanente de la OEA que exige la restitución del presidente derrocado y remarcó que «diga lo que diga» la comunidad internacional, es una decisión «muy particular del pueblo hondureño». El toque de queda -que fue extendido por el régimen- impidió la llegada a la capital del secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, porque los aeropuertos internacionales están cerrados. Con todo, Micheletti ya había avisado que su gobierno desconocía la visita de Insulza, porque «nadie solicitó su presencia oficialmente», y hasta se permitió la ironía de especular con que pueda entrar a Honduras, «como tienen experiencia en entrar aquí sin que uno se dé cuenta».

A su turno, en medio de su raid por medios locales e internacionales, Zelaya insistió en su llamado al pueblo hondureño a movilizarse para exigir el establecimiento de un diálogo nacional y renovó su reclamo a la comunidad internacional de una actuación más enérgica contra del régimen dictatorial. «Este pueblo tiene que ponerse de pie para exigir el diálogo», exhortó el dignatario, que se quejó de que «a la propuesta de paz, lo que tenemos de respuesta son balazos, bombas lacrimógenas, muerte, odio y destrucción». Para Zelaya,»en Honduras hay un solo Presidente, electo por el pueblo, como es su servidor», por lo que exigió a la comunidad internacional que «actúe con energía, con determinación, con las diferentes formas que tiene en los aspectos comerciales y económicos, a fin de que este régimen no se perpetúe».

Aeronoticias resalta que, en la región, al pronunciamiento de Lula Da Silva se sumaron también declaraciones de Argentina, Guatemala, El Salvador, Bolivia y Paraguay en favor del retorno de Zelaya al Ejecutivo. Hacia adentro, Micheletti sufrió la inesperada advertencia del Partido Nacional, a través de su candidato a presidente, Porfirio Lobo, de retirarle su respaldo si mantiene el rechazo al diálogo para restablecer el orden constitucional. El eventual retiro del apoyo del Partido Nacional, el principal de la oposición, sería un duro golpe para el gobierno de facto, que de por sí enfrenta a las fuerzas agrupadas en el Frente Nacional de Resistencia al Golpe, que ya avisaron que no detendrán sus movilizaciones, repetidas también en varias de las principales ciudades de Honduras.

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