(Aeronoticias).– ¿Es verdad que el Cardenal Cipriani gana 35 000 soles? ¿Es verdad que el Estado peruano gasta más de 2 millones de soles en sueldos de obispos?
Internet debería ser fuente del conocimiento universal, pero pareciera que nos ha hecho a muchos más perezosos e incapaces de indagar un poco más. Por el contrario, cada día se multiplican los “trolls” –con frecuencia a sueldo– dispuestos a llenar de mentiras al rival de turno.
Y el más frecuente enemigo de ese falso progresismo del que se juran abanderados la izquierda y el liberalismo es la Iglesia Católica.
Uno de los casos que aún dan vueltas, a pesar de haberlo desmentido claramente en este blog (citado en Wikipedia, para el caso) es el de que el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, supuestamente dijo que los derechos humanos eran una cojudez.
Han difundido esa mentira el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, el caricaturista Heduardo, el sitio web informativo gay SinEtiquetas, entre otros.
La desinformación en su momento alcanzó, lamentablemente al Obispo Emérito de Chimbote, Luis Bambarén.
Como ese mito, muchos otros. Y en esta ocasión, toca abordar el del supuesto dineral que, dicen, recibe la Iglesia Católica en Perú a manos del Estado.
No es necesario escarbar demasiado para encontrar una contundente aclaración de la Conferencia Episcopal Peruana ¡del 2002! Eso para que vean que estos ataques laicistas no son exactamente una invención nueva. Es un refrito, y el aceite en el que se cocina una y otra vez esta misma falsedad ya está bastante negro.
En esa ocasión, los obispos peruanos fueron dramáticamente claros: “el personal eclesiástico no recibe un sueldo, sino una asignación mensual, sin otros derechos como aguinaldos o vacaciones”.
¿De dónde sacan las abultadas cifras para mentir sobre la Iglesia? Érase una vez un decreto supremo firmado por el ex presidente Alberto Fujimori en 1991. Este, aclararon los obispos a inicios del nuevo milenio, “nunca se ejecutó y jamás el personal eclesiástico recibió los montos asignados en dicho Decreto Supremo”.
“El D.S. asigna al Cardenal Arzobispo Primado S/. 35,000 nuevos soles y sólo recibe S/. 1,329 nuevos soles; a los Arzobispos S/. 25,600 nuevos soles y sólo reciben S/. 900.00 nuevos soles; a los Obispos S/. 15,000 nuevos soles y sólo reciben S/. 692.47 nuevos soles; a los Vicarios Generales S/. 5,000.00 y sólo reciben S/. 230.83 nuevos soles; a los Cancilleres S/. 2,400 nuevos soles y sólo reciben S/ 90.00 nuevos soles”.
Eso era, claro, en 2002. Ustedes dirán: Hombre, eso debe haber cambiado significativamente en estos 14 años.
Bien, como les decía esta acusación aparece cíclicamente y surgió una vez más allá por 2014. En esa ocasión, el Cardenal Cipriani dio una cifra que nos puede ser muy útil: “La propina, porque es una propina, que recibe el cardenal es S/.1,423”.
Es decir que entre 2002 y 2014 (12 años), la asignación del Cardenal solo aumentó en 94 soles, un 7 por ciento.
Como referencia, en 2002 el sueldo mínimo vital de Perú era 410 nuevos soles y en 2014 fue de 750 soles, un incremento del 82.9 por ciento.
Y luego viene seguramente la pregunta: ¿y por qué tenemos que darle una “asignación” o como se llame a la Iglesia con nuestros impuestos? ¿Y por qué a ellos sí y a otros cristianos no?
Nuevamente, ya en 2002 la Iglesia lo explicaba con total claridad: “Esta asignación no es discriminatoria con otras confesiones religiosas, porque la Iglesia Católica durante la lucha por la Independencia y la Guerra del Pacífico entregó objetos de gran valor para apoyar económicamente al Perú en ambas campañas. Además durante la vida republicana fueron confiscados bienes urbanos y rurales de la Iglesia que ahora son del Estado y de las Beneficencias Públicas del país”.
“Una forma de compensar en justicia a la Iglesia desde el comienzo del siglo pasado es la ‘Asignación’ que venía recibiendo y ha sido amparada por el Acuerdo suscrito por la Santa Sede y el Estado Peruano (Decreto Ley # 23211) en su artículo 8°. Eminentes juristas han estimado que la subvención estatal representa un modo de compensación, al que la potestad civil se obliga legalmente”.
Hay quienes se han escandalizado porque esta compensación suma, al año, 2 millones 603 mil soles. Si se mira con algo más de profundidad entre los documentos correspondientes, se puede notar que esa cifra no ha cambiado en un solo centavo entre 2012 y 2016.
Resulta interesante destacar que la partida para Comunidades Nativas / Comunidades Campesinas, del Ministerio del Ambiente, subió progresivamente año tras año de 2 millones 70 mil 736 nuevos soles en 2013 a 5 millones 900 mil soles en 2016. Un aumento del casi 185 por ciento en su presupuesto en solo tres años. Y no veo una sola queja al respecto.
Pero entonces, ¿a dónde van esos 2 millones 603 mil soles? ¿Directamente a los bolsillos de obispos y curas? Otro documento del gobierno aclara mucho mejor el panorama.
El Informe de Seguimiento Anual 2015 del Plan Operativo Institucional del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos detalla los ítems a los que se destina el dinero para la Iglesia Católica.
A saber, en 2015:
1. Se otorgó 12 subvenciones mensuales (1 por mes) para seminarios.
2. Se otorgó 10 becas mensuales en el Seminario de Santo Toribio
3. Se otorgó las subvenciones mensuales de mantenimiento y reparación para las 44 Jurisdicciones Eclesiásticas.
4. Legalización de 5,779 documentos migratorios del personal al servicio de la Iglesia Católica.
5. Se otorgaron las 1,052 subvenciones mensuales al personal de la Iglesia y de Coordinación Administrativa y pensiones a Obispos Dimisionarios.
Así las cosas, queda claro que los obispos y sacerdotes católicos no son adinerados ni viven como príncipes.
La información aquí contenida queda aún pendiente de seguirse ampliando. Pero ya ven que, como dijo el Señor, “el que busca, encuentra”. Y no es necesario nada más que un poco de sana y productiva curiosidad.
Fuente: Yodash.net | FOTO: Conferencia Episcopal Peruana.