Charlie Hebdo y los límites de la sátira periodística

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(Aeronoticias) Reírse de la muerte de un pequeño. ¿En eso consiste la libertad de expresión? Este es el cuestionamiento de un usuario de Twitter que ataca el sarcasmo del semanario francés Charlie Hebdo, el cual justifica sus caricaturas sobre la muerte del niño sirio Aylan Kurdi ante la censura multitudinaria. Hace ocho meses, un grupo de yihadistas asesinó a doce trabajadores de este periódico por publicar una caricatura del profeta Mahoma.

En medio de la indignación mediática y la crisis migratoria, surge la pregunta de la cadena rusa LifeNews a Charlie Hebdo sobre la intención de las caricaturas del niño sirio Aylan Kurdi. La revista francesa argumenta que su publicación es un llamado a la reflexión, pues se manifiesta contra “la falta de acción por parte de Europa, el tráfico humano organizado por los contrabandistas y el infierno de existencia de los refugiados”.

Señaló también que “Tenemos que aprender a interpretar un dibujo. Precisamente, esa ignorancia es la que condujo a la muerte de nuestros amigos de la redacción”. Desde esta óptica, se entiende que sus caricaturas son malinterpretadas por la ignorancia del público, la gran culpable de la muerte de sus trabajadores. Selecta minoría aquella que sabe interpretarlas, pues parece tener una visión exclusiva de la realidad.

La imagen de un pequeño de tres años ahogado en la orilla del mar desaprueba el sarcasmo salvaje de l’enfant terrible. No hay perspectiva cultural que justifique el horror de un padre que enviuda y pierde a sus hijos mientras huye con su familia en un bote para salvarla de la guerra y luego tiene que volver a ver a su Aylan ahogado, en esta sátira. Para todo padre sirio que perdió un hijo en esta huída, es una imagen desgarradora.

Y ya que lo opuesto a la citada ignorancia es el conocimiento, hay que analizar las viñetas. La caricatura de un hombre sentado usando a un sirio como reposapiés con el texto “Aquí estáis como en casa” generaliza el abuso de los europeos contra los inmigrantes sirios y ofende a ambos ciudadanos.

Lo mismo sucede con la viñeta donde Jesús camina sobre las aguas sonriendo y un niño ahogado al lado, con el texto “La prueba de que toda Europa es cristiana. Los europeos caminan sobre las aguas y los musulmanes se ahogan”. Esta imagen calumnia a todo cristiano y no cristiano, porque se culpa a toda Europa por las muertes.

Sin embargo, miles de europeos se movilizan por los refugiados de Siria y marchan pidiendo que sus propios países los acojan, pese a los muros y a los cupos restringidos de ciertas naciones. Asimismo, el Papa Francisco ha promovido en todo momento el apoyo a los refugiados, aún teniendo en contra al obispo de Hungría, Laszlo Kiss-Rigo, lo cual no ha impedido que muchos obispos y sacerdotes apoyen a quienes buscan asilo.

Por otra parte, a la periodista Petra Laszlo la zancadilla le va a costar por lo menos cinco o siete años de cárcel; mientras el refugiado Osama Abdul Moshem y su hijo, dos de los agredidos, se hicieron conocidos debido al incidente y Osama ha obtenido un puesto como director técnico en la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol de España.

Es evidente que la buena voluntad se hace escuchar en muchos lugares, pero como siempre, la mala voluntad también hizo noticia  y pese a todo, han habido muchos estilos informativos que han generado reacciones positivas, voluntad de servicio, deseos humanitarios de salir de la propia comodidad para ayudar.

Pero es sorprendente que Charlie Hebdo no aprenda de sus errores. Cuando se burló de Mahoma provocó una reacción violenta (y desproporcionada) que desencadenó la muerte de doce de sus trabajadores. El mundo gritó Je suis Charlie. Ahora caricaturizan a Jesús caminando sobre las aguas junto a un niño sirio ahogado. Aún no respetan la fe y los valores de otros grupos, eso también es intolerancia y violencia.

Los internautas que han considerado ofensivas las caricaturas han generado la siguiente etiqueta en las redes sociales: #JeNeSuisPasCharlie (Yo no soy Charlie). Pese a ello y a la enorme polémica provocada, Charlie Hebdo, un periódico de fama internacional, informó a la agencia Reuters no tener conocimiento de ninguna queja presentada en su contra.

La humanidad vive una situación dividida en medio de la mayor crisis humanitaria de esta generación, el mundo está sufriendo el duro golpe de la violencia y la respuesta que necesitan los refugiados no es satisfactoria, la situación es caótica y cualquier comportamiento revanchista puede comprometer más aún la débil paz existente.

La ironía siempre fue un buen instrumento del periodismo ante la injusticia, pero no siempre se puede ser irónico, no es cuestión de gustos sino de pensar en los demás, pues el periodismo debe estar al servicio de la comunidad. Y ante un escenario bélico que cobra fuerza mundialmente, a veces la ironía debe quedar depuesta por la sensibilidad y la empatía, pues no hay mucho de qué burlarse entre la sangre y las bombas.

No se puede hablar con ligereza de la ignorancia de quienes critican aquellas caricaturas. Es innegable que en la crisis de refugiados sirios hay situaciones negativas que son denunciables y dan muchas ganas de desenmascarar a bufones y titiriteros, pero hay respuestas positivas que no se pueden obviar ni tergiversar, y mucho menos crear enfoques feroces que hieren a los más afectados en vez de traer claridad.

 

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