Todavía hay mucho espacio para innovar, pero tal vez no haya tanta libertad para operar. Si bien la internet es más accesible y más rápida que nunca, surgen barreras artificiales que pueden afectar su crecimiento. La red enfrenta lo que podría describirse como una crisis de la mediana edad, atribuible a una serie de factores.
El correo basura y los hackers obligan a los operadores de redes a erigir barreras de protección. Gobiernos autoritarios censuran muchos portales y servicios dentro de sus países. Y consideraciones comerciales hacen que se impongan políticas que perjudican a los rivales, especialmente en aparatos portátiles como el iPhone. «Hay más libertad para que el usuario común de la internet pueda jugar, comunicarse, hacer compras, hay más oportunidades que nunca», afirmó Jonathan Zittrain, profesor de derecho y cofundador del Centro Berkman para la Internet y la Sociedad de Harvard. «Al mismo tiempo, hay algunas tendencias que hacen mucho más factible el control (de la información)».
Pocos prestaron atención el 2 de septiembre de 1969, cuando una veintena de personas se congregaron en el laboratorio de Kleinrock en la Universidad de California, en Los Angeles, para observar el intercambio de información entre dos robustas computadoras a través de un cable gris de cinco metros (15 pies). Ese fue el inicio de la red Arpanet. Al mes siguiente se sumó al proyecto el Instituto de Investigación de Stanford y hacia fin de año se incorporaron la Universidad de California de Santa Bárbara y la Universidad de Utah.
En la década de 1970 se crearon los correos electrónicos y los protocolos de comunicaciones TCP/IP, que facilitaron la conexión de varias redes, dando nacimiento a la internet. En la década de 1980 se inventó un sistema de direcciones empleando sufijos como «.com» y «.org» de uso generalizado hoy. La internet pasó a ser un instrumento de uso común en la década de 1990, cuando el físico británico Tim Berners-Lee, inventó la web, una subdivisión de la internet que facilita el enlace de recursos de distintos orígenes. Proveedores de servicios como America Online, en tanto, conectaron a millones de personas por primera vez.
La internet floreció ayudada por la ausencia de regulaciones y consideraciones comerciales que hubieran podido ser un obstáculo. «A lo largo de buena parte de la historia de la internet, nadie había oído hablar de ella», expresó Zittrain. «Eso le permitió demostrar su funcionalidad y echar raíces». El propio gobierno estadounidense, que costeó las primeras investigaciones como parte de un proyecto militar, no se metió mucho con ella y dejó que los ingenieros promoviesen la idea de una red abierta.
Cuando Berners-Lee inventó la web en 1990, la pudo ofrecer al mundo sin tener que buscar permisos o lidiar con los sistemas de seguridad «firewall» tan de moda hoy. El mismo flujo de pornografía dio lugar a innovaciones tecnológicas como los videos online y el uso de tarjetas de crédito para pagar por servicios.
El idealismo inicial sobre una red totalmente libre está desvaneciéndose un poco. Una disputa entre Google y Apple es un ejemplo. Igual que otros aparatos portátiles que permiten conectarse con la internet, el iPhone de Apple restringe los programas de software que se pueden usar. Solo se pueden usar aplicaciones aprobadas por Apple.
Apple recientemente bloqueó la aplicación Google Voice, aduciendo que invalida la interfaz del aparato. Hay quienes creen que la medida tiene por fin eliminar un posible competidor en los servicios telefónicos. En las computadoras desktop, algunos de los servicios que ofrecen acceso a la internet erigen barreras para impedir que se compartan archivos en forma masiva.
Se busca que el gobierno exija neutralidad y evite que una empresa favorezca ciertas formas de tráfico de información. Si se logra esto, simplemente se estaría volviendo al ideal de la gente de Kleinrock. Incluso si las empresas que suministran servicios no interfieren activamente con el tráfico, pueden desalentar el uso irrestricto de la internet fijando límites a la cantidad de información que se puede manejar mensualmente. «Uno será menos proclive a ensayar cosas», dijo Vint Cerf, ejecutivo de Google y uno de los fundadores de la internet. «Nadie querrá sorpresas cuando le llegue la cuenta a fin de mes». Hay quienes se esfuerzan por preservar el flujo libre de información. El sistema Android de Google, por ejemplo, permite que cualquiera escriba y distribuya programas de software sin autorización.