(Aeronoticias).– Nadie ha podido encontrar ningún área específica del cerebro dedicada a la percepción del tiempo.
Tenemos un reloj biológico que regula nuestro ciclo de 24 horas de sueño y vigilia, pero sólo rige nuestros ritmos circadianos y no juega ningún papel en la estimación de los segundos, minutos o años que pasan.
Sin embargo, varias condiciones médicas indican que al menos cuatro partes diferentes del cerebro podrían jugar un rol en la percepción del tiempo.
Los niños con el síndrome de Tourette, por ejemplo, que tienen que utilizar la corteza prefrontal (justo detrás de la frente) para tratar de controlar sus tics, son mejores estimando intervalos de poco más de un segundo que los demás niños.
Mientras tanto, los estudios en los que a niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) les dan tareas de estimación de tiempo muestran que éste pasa muy lentamente para ellos.
Eso respalda otros hallazgos que apuntan a que la percepción del tiempo está relacionada con el sistema de la dopamina en el cerebro.
Así que para esos niños, quedarse sentados quietos durante cinco minutos puede parecerles una eternidad.
Con información de la BBC.