(Aeronoticias).- Las veces que uno usa un aeropuerto dado en concesión a una empresa privada, en vista que el Estado evita desembolsar en proyectos de esta infraestructura por motivos de diversa índole, uno como usuario tiene derechos que la empresa debe velar por su cumplimiento. ¿No los conoces? Ositrán da unas directrices al respecto.
Primero, que en las instalaciones exista información visible y amigable respecto a cómo presentar un reclamo en caso que los servicios sean defectuosos, recibir información de las tarifas aeroportuarias y el comprobante de pago.
Las instalaciones del aeropuerto deben tener la correcta iluminación, ser higiénicas y en óptimas condiciones, al igual que su señalización y los extintores. Las prohibiciones sobre artículos que no podrán ser llevados en la mano también deben ser públicas.
Para que tome a bien los servicios de ahora, basta con recordar cómo eran los servicios décadas anteriores. Hans Rothgiesser lo evoca así: «Cuando uno regresa a Lima y presiona el botón que prenderá una luz roja o verde para decidir si tu maleta es revisada, puede que recuerde cuando en los años ochenta todas las maletas eran abiertas por agentes de aduanas que sin ninguna clase de reparo escogía lo que le daba la gana apropiarse. Lo tiraba al suelo para luego esconderlo debajo de la mesa. Así era como uno al comprar en el extranjero un oso de peluche para regalar a un sobrino o una casaca para un primo, terminaba aportando a la familia del fino agente de aduanas que sin mayor explicación simplemente se la agarraba».
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