(Aeronoticias).– El capitán Rafael Pazos coincide: un piloto al mando de una aeronave tiene que saber cómo responder ante las situaciones que se le presentan en cada momento, que pueden ir desde la operación más normal hasta una eventualidad única que jamás se presenta ni en los libros de texto.
“El vuelo del avión normal no implica un reto extremo, el reto viene cuando se presenta una falla y los conocimientos del piloto son los que nos sacan de un problema” señaló Pazos en entrevista con A21.
Con esto en mente, él y Guillermo Delgadillo se dieron a la tarea de fundar Flight CEMSA, una escuela para pilotos que busca capacitar bajo tres factores clave: estudio, seguridad y disciplina.
Volábamos en un Twin Otter -continúa McGregor- en la ruta México-Poza Rica. Mi capitán me dejó los controles mientras tomaba notas sobre los cristales de las ventanillas. Él me dirigía sobre los rumbos, mientras leía en voz alta su carta de navegación. El clima, fatal: teníamos visibilidad cero por lo que confiábamos en nuestros instrumentos y en los procedimientos escritos a una altura de tres mil pies sobre el nivel del mar, es decir, volando entre cerros.
De acuerdo con datos de la Administración Federal de Aviación (FAA), entre octubre de 2017 y septiembre de 2018, 382 personas fallecieron en 226 accidentes de aviación general y la pérdida de control fue la causa número uno que provocó estos accidentes. Por tal motivo, es indispensable que los pilotos mantengan un entrenamiento constante y perfección de su técnica, añadió Pazos.
Flight CEMSA cuenta con dos simuladores: uno de un Seminole PA-44 GARMIN 100y otro de un B737-800, uno de los aviones comerciales más populares del mundo. Con este último, los pilotos pueden practicar sus aterrizajes en cualquier aeropuerto del mundo y con cualquier condición climatológica, incluso las más peligrosas.
Fuente: A21.
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