«Se han hecho muchos progresos en áreas como la salud, el acceso al agua potable o la educación, pero no tanto en las tasas de mortalidad materna», lamentó el responsable comunitario durante un encuentro organizado por la Comisión Europea (CE) en Bruselas sobre la erradicación de la pobreza y los derechos y la salud sexuales. Richelle consideró «raro» que el cuidado de la salud materna sea el objetivo que más problemas tiene, ya que, según subrayó, afecta al 50% de la población mundial.
Así, puso como ejemplo el caso de Bolivia, donde el nivel de mortalidad materna global se sitúa en torno a 230 fallecidas por cada 100.000 niños nacidos vivos, pero existen poblaciones donde la mortalidad sube a 1.000 muertes por cada 100.000 nacimientos, una tasa similar a la registrada en el África subsahariana. Suazo instó a las autoridades a que se comprometan con reducir las defunciones derivadas de complicaciones del embarazo y el parto que, en su opinión, «no son aceptables porque conocemos de que se están muriendo las mujeres».
Por ello, propuso «tres pilares fundamentales»: planificación familiar, atención asistida durante el parto y provisión de servicios de emergencia de obstetricia, que permitirían reducir «rápidamente» la tasa de mortalidad materna en un 40%, aseguró. «No estamos cumpliendo la meta de reducción del 75%, por lo que necesitamos redoblar nuestro esfuerzo y compromiso, a pesar de la crisis», sentenció.
Suazo valoró los avances realizados en los últimos 15 años en aspectos como la planificación familiar, pero recalcó que América Latina es «la región más desigual del mundo», lo que repercute en la asistencia sanitaria. La conferencia de hoy ha servido para evaluar el programa dotado con 32 millones de euros que la CE lanzó en 2002 y, que finalizó en 2008, para erradicar la pobreza y los derechos y la salud sexuales en 22 países de la ACP (África, Caribe y Pacífico).
Para el responsable de la oficina de ayuda humanitaria de la CE, el programa ha permitido a las autoridades nacionales incorporar a su agenda política estrategias en este tema. Entre los proyectos que la CE ha apoyado en el Caribe destaca el trabajo que ha desarrollado la ONG dominicana Profamilia entre 2003 y 2008, en la asistencia a la población llegada desde la vecina Haití.
El objetivo era prestar servicios sanitarios e información, principalmente sobre planificación familiar, a las familias haitianas que viven en torno a los cañaverales dominicanos en los que trabajan. La mayoría de ellos permanecen en el país de manera ilegal, por lo que no tienen derecho a servicios de salud, educación, electricidad y agua, según detalló a Efe una de las trabajadoras de esta ONG que se desplazó a Bruselas para asistir a la conferencia, Yismenelle Rubio. «Es penoso que se haya acabado la ayuda de la CE, porque fomentaba el desarrollo del país gracias al trabajo con comunidades marginadas que viven en la pobreza extrema»,