El próximo presidente de Chile, que será elegido el domingo entre el social demócrata Eduardo Frei y el derechista Sebastián Piñera, recibirá un país en franca recuperación económica pero que seguirá arrastrando una histórica desigualdad social. Después de un 2009 en que la economía chilena se contrajo por primera vez en una década, anotando una caída de cerca de un 2% en el marco de la crisis global, las perspectivas para 2010 son más que alentadoras.
El Banco Central y expertos estiman que el país crecerá entre un 4,5 y un 5,5%, en medio de un ambiente de optimismo en el que se reactivarán millonarios proyectos de inversión dentro de una óptima situación fiscal, con recursos ahorrados de más de 20.000 millones de dólares. El mayor impulso lo dará el cobre, del cual Chile es el principal productor mundial, con cerca de un tercio de la oferta global.
El metal sufrió un breve período a la baja tras la agudización de la crisis mundial, pero se recuperó rápido y se espera que alcance este año un valor promedio de 3,10 dólares por libra, uno de los más altos de la historia. Su buen precio hará que las exportaciones chilenas de cobre retornen en 2010 a sus niveles pre-crisis, creciendo en torno al 40%, para totalizar los 36.500 millones de dólares, reactivando a toda la industria, de acuerdo a proyecciones oficiales.
La minera estatal Codelco, la mayor productora mundial del metal, anunció ya para 2010 inversiones por 2.300 millones de dólares, mientras que se espera que los privados realicen otras por 7.000 millones de dólares, en proyectos que también incluyen la explotación del oro. El aumento de la inversión se dará también en otros sectores, llegando a cifras históricas antes de la crisis, dijo el ministro de Hacienda Andrés Velasco.
«El dato duro es que antes de la crisis financiera Chile registraba una tasa de inversión histórica a niveles del 30% del PIB. Me atrevería a decir que Chile volvería acercarse este año a las cifras pre crisis», explicó. Pero en materia empleo existe cierta preocupación, al registrarse una tasa sobre el 9%, que hace prever que éste será el principal desafío económico del próximo presidente.
Piñera, que lidera estrechamente la carrera presidencial, ha prometido crear un millón de empleos en cuatro años, mientras Frei dijo que creará cerca de 700.000 puestos de trabajo. El desempleo golpea especialmente a los más pobres e incrementa la aguda desigualdad social que arrastra Chile, donde según estudios internacionales, la brecha entre ricos y pobres es la segunda más alta en América Latina detrás de Brasil.
La desigualdad determina que en Chile el 10% más rico de la población se lleve el 47% de los ingresos, mientras que el 10% más pobre sólo obtiene el 1,2%, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La distancia persiste pese a que en las últimas dos décadas el país redujo drásticamente sus indicadores de pobreza, pasando de cerca de un 30% a inicios de 1990 a un 13,5%. La desigualdad queda en evidencia en Santiago, la pujante capital chilena, con sectores en expansión que dejan boquiabiertos a los visitantes y una periferia más escondida y menos visitada, donde se asientan cordones de pobreza.