(Aeronoticias).- Este aforismo Hipocrático demuestra que el origen profundo de las enfermedades está en nuestro comportamiento cotidiano, llegamos cada vez más a experiencias y conocimientos que nos aseguran que se puede curar cualquier enfermedad. La solución está en corregir nuestras malas costumbres y aprender a curarnos con un proceso simple y práctico que no depende para nada de misterios o de suerte.
Si a un grupo de animales en cautiverio les diéramos de comer carne enlatada y bebidas gaseosas, con seguridad se enfermarían en corto tiempo. Podríamos asombrarnos con la curación de todos sus males con solo devolverles su alimentación natural, su actividad y hábitat correspondientes. Esto sucederá con cualquier especie animal y, en lo biológico, también con nosotros.
El proceso de curación consiste en dejar que el cuerpo se recupere de manera natural, por instinto, por homeostasis, mientras le damos lo que necesita para sus funciones normales. En algunos casos le apoyamos con terapias como el ayuno que completan y estimulan su fantástica capacidad de auto recuperación. El cuerpo puede curarse de cualquier enfermedad cáncer, diabetes, insuficiencia renal, leucemia; por crónica e incurable que parezca, epilepsia, artritis, asma o hipertensión. Siguiendo pasos precisos se curan dolencias agudas como fiebres virales, ulceras sangrantes o pulmonía.
La posibilidad de curación tiene dos excepciones primero cuando la enfermedad está en fase terminal, de degeneración avanzada y restan pocos días de vida porque los órganos están deteriorados y la segunda cuando la persona ha sido sometida a constantes y violentos tratamientos terapéuticos o cirugías de amputación, en especial en el sistema digestivo, que hayan destruido demasiado su facultad de auto recuperación y hayan lesionado la función intestinal de asimilar la comida, lo cual impide que la persona tenga una apropiada nutrición y regeneración de la sangre.
INFARTOS Y TROMBOSIS
LAS MUJERES INACTIVAS Y CON SOBREPESO TIENEN MAYOR RIESGO CARDIOVASCULAR.
Son la clave de la cultura occidental: el sedentarismo y el sobrepeso. Aunque generalmente son factores que van unidos, a veces se hace más hincapié en uno que en otro. Un estudio, publicado en ‘JAMA’, ha analizado estos dos factores conjuntamente y ha comprobado que los dos aumentan los marcadores de riesgo cardiovascular.
El estudio que ahora publica ‘JAMA’ ha tratado de evaluar la importancia de tener un peso normal y un nivel de actividad física adecuado. Investigadores del Centro de Prevención Cardiovascular del Brigham and Women’s Hospital, en Boston (EEUU), han realizado este análisis en 27.158 mujeres sanas.
Los investigadores encontraron que un menor nivel de actividad física y un mayor peso están independientemente asociados con concentraciones adversas de casi todos los 11 biomarcadores medidos, es decir, con un mayor riesgo cardiovascular.
Las mujeres con sobrepeso e inactivas tenían hasta tres veces más posibilidades de presentar una concentración elevada de proteína Creactiva, una sustancia que indica inflamación, y de colesterol ‘malo’ y menos cantidad del ‘bueno’.
LA BURLA ALTERA LAS CONDUCTAS EN LOS NIÑOS Y EN LOS JOVENES
Muchas veces se ha especulado con la posibilidad de que las burlas que los niños sufren en el colegio o en su entorno de amistades tengan consecuencias negativas en su comportamiento. Según concluye un trabajo publicado en la revista ‘Pediatrics’, las burlas relativas a la gordura y al exceso de peso pueden acarrear consecuencias muy perjudiciales para la salud de los niños y jóvenes.
El seguimiento contó con la participación de más de 2.500 escolares estadounidenses a lo largo de cinco años. Los responsables del mismo preguntaban a los alumnos no sólo si sus compañeros se burlaban de ellos por culpa de su peso. En un intento desesperado por deshacerse de los kilos que supuestamente les sobraban, los alumnos habían puesto en marcha métodos poco aconsejables como la ingesta de laxantes, la provocación del vómito o el consumo de medicación para adelgazar sin ningún tipo de control.
Los padres deberían prestar más atención a que sus hijos no hagan bromas con respecto a este tema y que se muestren cuidadosos con lo que ellos mismos comentan.
LA RISA: UN REMEDIO ANTIGUO QUE SIGUE VIGENTE
Un estudio de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, confirmó el vínculo entre la risa y el mejor funcionamiento cardiovascular. La investigación se hizo con veinte voluntarios, que vieron fragmentos de películas que les provocaban tensión nerviosa o les hacían reír. Al comparar los resultados, los especialistas encontraron que las películas cómicas mejoraban el funcionamiento de los vasos sanguíneos.
El estudio señala que el cambio que se produce en el endotelio es similar al beneficio que provoca hacer gimnasia, sin provocar los dolores y la tensión muscular asociada al ejercicio. Se recomienda que lo ideal sea media hora de ejercicio tres veces por semana y 15 minutos diarios de risa. Así se logra un mejor funcionamiento del sistema vascular.
El origen benéfico de la risa está en el movimiento de los músculos del diafragma o un componente químico similar a las endorfinas que se libera con la risa.
Se sabe que un componente llamado óxido nítrico juega un importante papel en la dilatación del endotelio y es posible que la tensión nerviosa conduzca a una anomalía del óxido nítrico o inhiba un estímulo que produzca el óxido nítrico que daría lugar a la vasoconstricción.