(Aeronoticias).- Recuerdo a Ollanta Humala durante las presidenciales, criticando el gobierno de Alberto Fujimori. Los nefastos actos del último, durante los discursos de Humala, parecían hacerle asco al candidato de la alianza Gana Perú. La barbarie fujimontesinista, sin embargo, ha vuelto luego de que cinco candidatos a los puestos de las instituciones (con muy poco control gubernamental) más importantes del país, intentaran ingresar a la fuerza gracias a un pacto entre partidos políticos. No era el consenso que nos querían pintar, ni mucho menos eran los idóneos candidatos que representaban el bienestar del país. A los únicos que iba a beneficiar, eran a los líderes de mafias bandas criminales los partidos políticos.
Y en la protesta ciudadana contra dicho mamarracho poco democrático, y mucho de mafioso, Humala cumplió de la peor manera una de sus promesas. O parcialmente. ¿Recuerdan el gas a 12 soles? Lamentablemente no había presupuesto para el contenedor, pero al menos sus operadores –los títeres color caqui, los represores, la «honorable» policía- se encargarían de entregar algo menos mortífero que gas mostaza: gas lacrimógeno. Y gratis.
En un evidente acto demócrata, el presidente Humala dio sus puntos de vista sobre el pacto ocurrido en el Congreso. Y en un acto de caridad, a los huelguistas, a los antisistemas -hartos del decadente sistema actual, que necesitamos precisar-, se dio el lujo de posar con los ojos rasgados, un dejo asiático, mientras practicaba algún discurso del inquilino de la Diroes. Espera decir, en el momento oportuno, que protestar contra la repartija es hacerle el juego a los terroristas.
Con la foto de No a Keiko.