(Aeronoticias).- Un grupo de manifestantes chilenos pro aborto ingresaron violentamente a la catedral de Santiago la semana pasada y después de destrozar confesionarios y otros muebles escribieron frases impublicables contra Dios y el culto católico.
Ahora el arzobispo Ricardo Ezatti, quien oficiaba una misa en homenaje a Santiago Apóstol en el momento del ataque, espera que mañana pueda abrir sus grandes puertas esta catedral que tan alevosamente sufrió los desmanes de esa turba.
Mientras tanto el presidente de Chile, Sebastián Piñera, condenó la profanación del templo católico manifestando que en su país existe libertad de cultos así como también se respeta la vida del que está por nacer.