(Aeronoticias) El día 03 de setiembre, se llevó a cabo la misa por el fallecimiento del recordado escritor Reynaldo Palacín Fernández «Pirucho», a las 5 pm en la iglesia Virgen del Pilar en San Isidro.
Familiares y amigos, a las 6 de la tarde, luego de la misa en la puerta de la iglesia escucharon la carta a la muerte de mi hermano, un mensaje al cielo para un ángel, Reynaldo Palacín Fernández, que lleva el siguiente mensaje:
«CARTA A LA MUERTE DE MI HERMANO»
El 02 de setiembre de 2011 me desperté con una tristeza infinita, días antes mi alma había soportado los embates del dolor que significaba el grave estado de salud de Pirucho.
Mi mente se sumergió en la profundidad de los recuerdos de 60 años desde mi infancia pasando por la adolescencia llegando a la madurez, entrando a la tercera edad, en donde esa voz cálida, protectora e impregnada de amor que recibí fue una luz que irradió mi vida.
Tu humildad y grandeza espiritual te convirtió en el líder que irradiabas el aurea de la amistad, religión que inspiró tus principios a quienes tuvieron la dicha de disfrutar de tu amistad y de tener los profundos lazos indisolubles, inmortales y eternos de la sangre.
Como no me voy acordar cuando me protegías en la adolescencia, me ayudabas costeando parte de mi educación, me enseñaste a trabajar y a ganarme el respeto y la lealtad de los amigos, en la casa fuiste ejemplo, con los amigos fuiste amor, los años fueron pasando y te abriste camino en la vida, fuiste un triunfador, tuviste una esposa amada y dos hijas maravillosas, me honraste haciéndome padrino de una de ellas, me enseñaste la razón del porque la familia y la amistad son tal vez los valores supremos que nos enseñan las razones del por qué Dios existe.
Que me va a pasar cuando quiera viajar a Buenos Aires o encerrarme en las calles vacías de Santa Fe, en donde siempre estuve contigo, hoy me siento un fantasma desolado y solo, no siento tu protección, ya no estás, no tengo guía, me siento solo, me siento muy solo.
No sé por qué la vida nos golpea tanto, quisiera preguntarle a Dios muchas respuestas pero hoy el día de tu viaje sin retorno a las 11 de la mañana tocaste el timbre de mi oficina, todos lo sentimos y cuando abrí no estabas, pero sentí un aire enrarecido, se que te viniste a despedir, pero por favor no lo hagas no te vayas, quédate siempre entre nosotros, te necesitamos, te queremos con la fuerza indestructible que perdura en los confines eternos de la verdad y el universo.
Solo me queda decirte hermano mío que no me resigno a tu partida, necesito tu voz y tu amor, sin embargo creo que Dios al llamarte lo hizo con la sabia razón de que necesitaba un ángel, si un ángel más en el cielo y solo eso tranquiliza la paz de mi espíritu, porque además querido hermano te digo desde aquí desde la Tierra espérame, no sé cuándo pero en el momento que Dios me indique que compre el pasaje de partida allí estaré a tu lado al lado de Cristina, de papá, de mamá y de todos los que adelantaron su partida.