(Aeronoticias).- El Perú ha entrado en pleno desarrollo de sus grandes destinos y ha iniciado la misión que un imperativo histórico le tenía reservada, ha dejado de ser la visión de futuro y se ha convertido en el mundo del presente; por ello resulta necesario una reorganización de los sistemas políticos, sociales y económicos tendientes a estructurar y consolidar una verdadera democracia.
Hay que destacar que en estos últimos años nuestro país es considerado como el Modelo Alternativo de América Latina, por ser un país estable, atractivo y seguro para las inversiones; contamos con importantes Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, China y otros países habiendo logrado con este último acuerdo con la Unión Europea un amplio acceso al mercado y trato nacional, sin embargo hay que observar los obstáculos al desarrollo de políticas nacionales que apuntan hacia el cumplimiento de los derechos humanos y laborales, normas ambientales y principios de gobernanza.
El crecimiento económico y el libre mercado hacen parte integral del paradigma de desarrollo dominante y, a pesar de que se ha experimentado un crecimiento económico espectacular, este paradigma no ha garantizado las necesidades humanas básicas y los derechos de la mayoría de la población a nivel mundial. A pesar que cada vez hay mayor conciencia y se demandan reformas más profundas, mejor y mayor regulación de los mercados y una recuperación de la función y responsabilidad del Estado en impulsar la justicia social y económica, el modelo de los TLC se mantienen intactos, resaltando que en los primeros párrafos de los Acuerdos se establece el respeto por los principios democráticos y los derechos humanos fundamentales, así como la promoción del desarrollo sostenible que constituyen “elementos esenciales” y “principios rectores” de los mismos.
¿Que nos falta para afianzar esta estructura de crecimiento?
El buen desempeño y la participación efectiva del Estado, la empresa y la sociedad organizada nos dará un triple resultado lo cual tendría como consecuencia la maximización de su beneficio económico, ambiental y social. Es necesario establecer cuáles son las necesidades e intereses de las partes para lograr mediante el diálogo, la tolerancia y la responsabilidad social, el bienestar y la armonía necesaria. Los grandes proyectos surgidos confirman el deseo de colaborar conjuntamente fomentando la cooperación, equilibrio y cultura, que orienten e intensifiquen todas las relaciones, cimentando en forma organizada la paz, la confraternidad y el intercambio.
Debemos entender en principio que el respeto a la Persona Humana es fundamental en una sociedad moderna, y proyectar de esta manera el futuro productivo de nuestro país, mediante una economía sustentable y racional. Nuestras riquezas naturales y la diversidad constituyen el potencial diferencial del resto del mundo, pero necesitamos organizarnos mejor y compartir la riqueza para aspirar al mejor resultado posible. La nueva economía y el derecho se basan hoy en día en la correcta aplicación de las regulaciones y legislaciones, en la política consensual de crecimiento con desarrollo, en el liderazgo facilitador y comunicador que permita la adecuada toma de decisiones y responsabilidades, en la política de sanciones e incentivos que oriente el uso eficiente del medio ambiente y, en la responsabilidad social que nos permita la constitución de una sociedad más solidaria, más integrada y más justa.
DRA. ANGÉLICA SAYÁN-VIDAURRE LÓPEZ
Abogada y MBA
