(Aeronoticias): Claudia C./ Aviación Digital, Sp.- Mientras el mundo lidia con conflictos geopolíticos, rutas marítimas cada vez más inciertas y cadenas de suministro que cambian de forma constante, el transporte aéreo de mercancías sigue encontrando la forma de mantenerse en el aire, demostrando una sorprendente capacidad para adaptarse y seguir volando alto. Abril de 2025 cerró con un aumento del 5,8 % en la demanda global de carga aérea con respecto al mismo mes del año anterior, según reveló la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) en su más reciente informe sobre el comportamiento del mercado.
Este crecimiento, medido en toneladas-kilómetro de carga (CTK), representa un nuevo impulso para un sector que ha demostrado una notable capacidad de adaptación desde los vaivenes provocados por la pandemia. En paralelo, la capacidad global también mostró un incremento del 6,3 %, manteniendo el equilibrio en la balanza operativa y evitando cuellos de botella logísticos.
Factores económicos y operativos detrás del crecimiento
El mes de abril fue testigo de un escenario especialmente favorable para la industria. La caída del 21,2 % en los precios del combustible para aviones en comparación con abril de 2024 redujo considerablemente los costos operativos para las aerolíneas, contribuyendo a una mayor rentabilidad por carga transportada. A esto se sumó un auge estacional en la demanda de bienes de consumo, particularmente moda y productos tecnológicos, muchas veces adelantados ante posibles ajustes arancelarios en mercados como el estadounidense.
Desde la IATA, el director general Willie Walsh destacó que “la carga aérea creció con fuerza, sobre la base del sólido desempeño de marzo”, subrayando que, a pesar de los desafíos en el comercio global, las perspectivas siguen siendo positivas. “Con la capacidad disponible en niveles récord y la mejora de los rendimientos, las perspectivas para la carga aérea son alentadoras”, añadió.
No obstante, el entorno macroeconómico sigue mostrando señales mixtas. Si bien la producción industrial global creció un 3,2 %, el índice PMI para nuevos pedidos de exportación descendió a 47,2 puntos, manteniéndose bajo el umbral que indica crecimiento. Estos datos sugieren que, aunque la carga aérea sigue creciendo más rápido que el comercio de mercancías por otras vías, podrían avecinarse ajustes en la dinámica exportadora, sobre todo si se intensifican las medidas proteccionistas.
Radiografía regional: luces en Asia y Latinoamérica
Al analizar el comportamiento por regiones, Asia-Pacífico y Latinoamérica se destacaron como los motores del crecimiento. La región asiática consolidó un crecimiento del 10 % interanual en la demanda, impulsada por su liderazgo industrial y la recuperación de cadenas logísticas internas. Por su parte, Latinoamérica mostró el mayor aumento relativo, con una variación del 10,1 %, beneficiándose de un alza en los envíos agrícolas y manufacturados hacia mercados internacionales.
Europa, en cambio, avanzó de manera más modesta, con un crecimiento del 2,9 %, afectada por la desaceleración económica de algunos de sus mercados clave. Oriente Medio y África también crecieron, aunque a un ritmo más lento, mientras que Norteamérica consolidó una expansión del 4,2 %, una señal positiva pese a las incertidumbres en torno a las políticas comerciales del país norteamericano.
Al revisar los grandes corredores de carga, algunas rutas continúan en alza, como Europa–Asia, que lleva 26 meses consecutivos creciendo, y Europa–América del Norte, en ascenso por décimo quinto mes consecutivo. Sin embargo, otras rutas como Oriente Medio–Europa y África–Asia vieron retrocesos, un recordatorio de que el crecimiento no se distribuye de forma uniforme.
Horizonte que exige agilidad
Los datos de abril son alentadores, pero no invitan al exceso de confianza. La IATA advierte que los cambios políticos y comerciales, especialmente en Estados Unidos, están remodelando el perfil de la demanda y las estrategias de exportación. A esto se suma la evolución del comercio electrónico, que, si bien potencia la necesidad de transporte aéreo rápido, también impone nuevos retos en eficiencia, trazabilidad y sostenibilidad.

Las aerolíneas, por tanto, deberán seguir ajustando sus capacidades y rutas de manera flexible, con estrategias adaptativas que les permitan responder rápidamente a la volatilidad del entorno. En este contexto, el crecimiento sostenido de la carga aérea confirma su papel estratégico dentro de la industria de la aviación comercial, tanto como fuente de ingresos como motor de estabilidad.
Según las proyecciones de IATA, el volumen total de carga aérea superará los 72 millones de toneladas en 2025, y aunque se espera una leve reducción en los rendimientos, estos se mantendrán muy por encima de los niveles prepandemia. La carga aérea sigue siendo uno de los pilares más robustos del transporte internacional, y su evolución marcará, sin duda, buena parte del pulso económico global en los próximos meses.
Fuente: aviaciondigital.com