(Aeronoticias) Si Donald Trump cumple su compromiso electoral para que la Ciudad Santa de Jerusalen se convierta en la capital de Israel a partir de hoy ardería la pradera en todo el mundo islámico.
The New Times a propósito de esta disyuntiva pone en duda que el mandatario estadounidense se atreva a traspasar » una línea roja», en tanto que el diario global español El País dice que aquello puede ser » la chispa que puede prender una hoguera regional con fuego abrasador en la Ciudad Santa».
Por su parte analistas norteamericanos coinciden en opinar que el traslado de su embajada de Tel Aviv a Jerusalen tendría efectos contraproducentes para sus tropas y también para los ciudadanos de su país asentados en los estados islámicos que ya han anunciado » una jornada de ira» para mañana mismo.
Jerusalen lleva tres milenios como Ciudad Santa donde se asientan nada menos que la basílica del Santo Sepulcro y el Muro de las Lamentaciones que son tan sagradas para los musulmanes como La Meca y Medina.
Jerusalen está ocupada por Israel desde hace 50 años tras una guerra relámpago contra el mundo árabe, decisión que condenó la ONU en tanto que los palestinos aspiran que esta histórica urbe se convierta en la capital de su estado.
Así las cosas son muchos los observadores internacionales que sostienen que es mejor no romper el statuo quo en Jerusalen y no agitar la colmena donde se mueven más de mil 500 millones de musulmanes dispuestos a todo si son provocados como fruto de una promesa electoral del presidente norteamericano para lograr los votos de sus connacionales, muchos de ellos que llevan sangre judia en sus venas.