(Aeronoticias).- “Esto es lo que cambiará para ustedes, nuestros usuarios: nada”. Con esa frase Brian Acton –uno de los fundadores de WhatsApp– trataba de llevar tranquilidad a las casi 500 millones de personas que usan su aplicación, luego de que se conociera el acuerdo de compra por parte de Facebook por US$19.000 millones.
Y es que es común que cuando una empresa grande compra alguna aplicación interesante, o que sea potencialmente su competencia, esta termine desapareciendo. Ocurrió el año pasado cuando Twitter decidió desaparecer TweetDeck (una aplicación de gestión de cuentas de Twitter), y pasó a finales de enero cuando Google compró Bump y decidió que las aplicaciones Bump y Flock (para intercambiar información entre teléfonos con solo tocarse) no siguieran funcionando. Lo lógico era pensar que se venían cambios para WhatsApp.
“Luego de este acuerdo hay varias cosas que aclarar: no habrá publicidad en WhatsApp y este servicio no cambiará su política de privacidad ni se aplicarán las políticas de Facebook a WhatsApp”, explicó a El Comercio Alberto Arébalos, director de Comunicaciones para Latam de Facebook.
Arébalos explicó que el objetivo de la adquisición no era monetizar “sino llegar a los 1.000 millones de usuarios”. Agregó que, aunque la operación parece representar un precio muy alto , “se ha pagado unos US$ 40 por usuario, lo cual es bastante normal en la industria”.
Con todo esto, parece que los usuarios de WhatsApp podrían estar tranquilos. Sin embargo, muy pocos han reparado en uno de los puntos del arreglo entre las dos empresa. “El arreglo tiene previsto US$3 mil millones adicionales en acciones unitarias restringidas que se concederán a los fundadores y empleados de WhatsApp, las cuales serán devengadas durante los cuatro años posteriores al cierre del servicio”, dice el documento publicado en el centro de prensa de Facebook.
Con información de El Comercio.
