(Aeronoticias).- El discurso anticomunista de Estados Unidos durante la Guerra Fría siempre alertó de la amenaza que suponía la extrema izquierda en todas las naciones. En España, hizo lo mismo tras la muerte del dictador Francisco Franco.
Pero para sus adentros, ellos sabían que la extrema derecha era la amenaza a la democracia de España.
En los cables publicados por Wikileaks, en alianza con una docena de medios de comunicación, se revela que diplomáticos estadounidenses informan a Henry Kissinger, secretario de Estado, que las amenazas al proyecto de monarquía constitucional estaba formado por ultraderechistas, en especial militares salidos de la cantera franquista.
Años después, éstos dan un golpe de estado el 23 de febrero en 1981.
Horacio Rivero, entonces embajador estadounidense en España, le da un informe en la que advierte el 26 de agosto de 1974 que Franco no llegue ni a fin de año. En el documento se añade que el príncipe Juan Carlos «alentará algún tipo de liberización y democratización del régimen», pero tal tono calmo se desvanece cuando puntualiza que «la principal amenaza para él desde el régimen vendrá inicialmente de la ultra-derecha, que incluye a algunos oficiales militares retirados que conservan influencia».
