(Aeronoticias): Cusco, tierra cálida y mágica desde tiempos de los Incas, fue precisamente el lugar en donde se forjó el legado de uno de los héroes discretos, pero valientes, que haya tenido el Perú.
Se trata de Alejandro Velasco Astete, de quien su nombre resonaría en la historia de la aviación peruana y dejaría una huella indeleble en la geografía del país.
Nacido en 1897 en Cusco, Alejandro Velasco Astete llevó una vida que lo llevaría a alcanzar las alturas de los cielos. Inicialmente, sus pasos lo llevaron al mundo de la ingeniería, primero en la Universidad San Antonio Abad de la Ciudad Imperial y luego en la Escuela de Ingenieros, hoy conocida como la Universidad Nacional de Ingeniería en Lima. Pero la vida misma tenía un destino diferente para él.
En 1922, Velasco Astete se unió al Centro de Aviación Militar de Maranga en Lima, donde obtuvo su licencia de piloto el 12 de noviembre de ese mismo año. Además, se le otorgó el grado de Subteniente de Reserva. Su destino había tomado un giro sorprendente, y el mundo de la aviación lo abrazó con los brazos abiertos.
El gran desafío de cruzar los Andes
Caería 29 de agosto de 1925, cuando Velasco Astete se embarcó en un audaz viaje que lo catapultaría a la historia. Bajo un cielo despejado de Lima, despegó en su avión biplano de caza Ansaldo S.V.A., bautizado con el nombre “Cuzco”. Su objetivo: cruzar la majestuosa Cordillera de los Andes. Era un reto monumental, con la necesidad de superar altitudes de hasta 16,000 pies y recorrer distancias de más de 1,000 kilómetros.
Sin embargo, la naturaleza caprichosa intervino en su travesía. El mal tiempo lo forzó a aterrizar en la ciudad de Pisco, donde el espíritu intrépido de avezado piloto no se dejó vencer.
Tan un solo un par de días después, el 31 de agosto de 1925, y con determinación inquebrantable, retomó su vuelo hacia el Cusco. Elevándose sobre la Cordillera de Castrovirreyna a una impresionante altura de 4,900 metros sobre el nivel del mar, Velasco Astete finalmente llegó a su tierra natal después de tres horas y cuarenta minutos de vuelo. La ciudad Imperial lo recibió con una ovación apoteósica, y él, en un gesto de profundo respeto por sus raíces, expresó sus agradecimientos en quechua.
El fatídico final en Puno
El éxito de don Alejandro Velasco Astete en su vuelo Lima-Cusco se convirtió en una leyenda rápidamente. Sin embargo, su nombre también se asociaría con una tragedia que entristeció a todo el Perú de una manera igual de rápida.
Y es que invitado a visitar Puno, el aviador partió de Cusco el 28 de septiembre de 1925, a las 8:17 de la mañana. Su máquina, como siempre, apuntaba al cielo en busca de nuevos horizontes.
Al acercarse a Puno, Velasco Astete notó que una multitud se había congregado en la pista de aterrizaje de “La Chacarilla
Con un instinto protector, realizó una maniobra evasiva para evitar dañar a las personas en tierra. Sin embargo, esta maniobra lo llevó a chocar con un muro de tierra de casi un metro de espesor, y su biplano Ansaldo se estrelló contra una pared. En un trágico instante, la vida de Alejandro Velasco Astete se apagó.
Dejó un legado perpetuo
A pesar de su desaparición prematura a la edad de 28 años, Alejandro Velasco Astete dejó una huella indeleble en la historia de la aviación peruana. Su valentía y determinación inspiraron a generaciones posteriores de aviadores y patriotas.
Hoy, su recuerdo perdura de muchas maneras en nuestro país. Por ejemplo, el aeropuerto de Cusco, la ciudad que lo vio nacer, lleva con orgullo su nombre, recordando su valentía y dedicación. Además, una avenida en la ciudad de Lima (más precisamente en Surco) también lleva el nombre de Velasco Astete, un tributo perenne a su memoria.
El significado de su acción
El impacto de Alejandro Velasco Astete en la aviación peruana y en la historia de su país no puede ser subestimado. Su hazaña de cruzar los Andes a bordo de su “Cuzco” marcó un hito en la exploración aérea de la región y abrió nuevas posibilidades para la conectividad y el transporte en el Perú.
Más allá de su destreza como piloto, Velasco Astete personificó los valores de la determinación, el coraje y el amor por la tierra natal. Su humilde gesto de hablar en quechua al llegar a Cusco demostró su profundo respeto por la diversidad cultural de su país.
El primero en Sudamérica
Si bien Alejandro Velasco Astete ha llegado a ser una figura reverenciada en el Perú, su legado trasciende las fronteras nacionales. Su audaz travesía sobre los Andes capturó la atención del mundo y fue un hito en la historia de la aviación a nivel internacional.
Varios países de la región también exploraban la posibilidad de cruzar los Andes en esa época, pero fue Velasco Astete quien lo logró primero. Su valentía y determinación fueron reconocidas y admiradas por aviadores de todo el mundo.
La historia de Alejandro Velasco Astete es un recordatorio de cómo el coraje y la pasión pueden llevar a las personas a alcanzar alturas insospechadas. A pesar de las dificultades y las adversidades, este pionero de los cielos andinos persiguió su sueño con determinación, abriendo nuevos horizontes para la aviación peruana y dejando una huella imborrable en la historia de su país. Su nombre resonará eternamente en los cielos y en la tierra que tanto amó.
Fuente: Infobae.com