La entidad ferroviaria pública de Italia Ferrovie dello Stato (FS), que encabeza los esfuerzos de rescate de Alitalia, está apurando la búsqueda de nuevos inversores interesados en la compañía aérea antes de que expire el plazo concedido para presentar un plan de viabilidad con nuevos accionistas que logre reflotar la compañía.
El 15 de junio expira el plazo dado para configurar la nueva empresa que lleva dos años y medio en la quiebra y que está sobreviviendo gracias a un crédito del Estado y bajo la administración de tres interventores.
Se trata de la tercera prórroga concedida por el Gobierno italiano, que controla el 15% de la aerolínea, tras otorgar en abril otros dos meses más de plazo para que Ferrovie dello Stato lograra un acuerdo para reflotar la compañía. El plan de rescate debía haberse presentado el 31 de enero, según los planes iniciales.
De momento, Ferrovie dello Stato no ha presentado un proyecto de compra de la antigua aerolínea de bandera italiana porque considera que es una cuestión que está directamente en manos del Gobierno de Italia.
La entrada de nuevo accionariado parece complicado. La empresa estatal de ferrocarril italiana estaba en conversaciones con Delta Air Lines para formar un consorcio y explorar opciones para relanzar la aerolínea transalpina, después que la aerolínea de bajo coste británica easyJet anunciara a mediados de marzo que se retiraba de las negociaciones. También fracasó la opción de la irlandesa Ryanair.
Fuentes cercanas al proceso dijeron a Reuters esta semana que la fecha límite se retrasará porque no se ha encontrado ninguna solución. “No lo sé”, dijo el ministro de transportes de Italia, Danilo Toninelli, cuestionado sobre la posibilidad de una nueva prórroga del plazo. “Si hubiera uno, no sería un problema en absoluto”, añadió.
ATLANTIA NIEGA INTERÉS.
Atlantia ha negado su interés de entrar en el plan de rescate saliendo al paso de las informaciones de los medios locales, que veían en la concesionaria un socio ideal al gestionar el aeropuerto de Roma y ‘hub’ de la aerolínea, que además favorecería los intereses de la compañía controlada por la familia Benetton.
El nombre de la compañía ha sonado en los últimos días en Italia en la búsqueda de una solución por parte del Gobierno italiano, si bien la relación entre las partes es tensa después de las acusaciones de Roma de negligencia en la tragedia del puente de Génova, que costó la vida de 43 personas el pasado verano.
En un comunicado, la concesionaria ha asegurado que “en el caso Alitalia su posición no ha cambiado respecto a las repetidas declaraciones públicas de su consejero delegado Giovanni Castellucci”.
“No tienen ningún fundamento las noticias sobre supuestos acuerdos, aunque sean preliminares, para una posible participación en la nueva Alitalia”, aclara la compañía.
No obstante reconoce que está muy atento al futuro de Alitalia en vista de su importancia en el aeropuerto de Roma. “Atlantia está actualmente comprometida en Italia en otros proyectos”, concluye la nota.
EN LA BÚSQUEDA DE INVERSORES.
La aerolínea italiana solicitó en abril de 2017 ser puesta bajo administración extraordinaria –ya lo estuvo hace menos de una década– tras el rechazo de la plantilla al nuevo plan de negocio 2017-2021, que incluía medidas para reducir en 1.000 millones de euros sus costes y una reducción de personal.
En junio de 2018, se conocía que 18 inversores de las más de 30 manifestaciones de interés recibidas por Alitalia competirían por hacerse con la aerolínea o con algunos de sus activos, tras pasar a la primera fase del proceso de venta lanzado por Italia.
El Gobierno italiano confirmaba entonces su disposición a participar en Nueva Alitalia, a través del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a condición de la sostenibilidad del plan de negocios y en cumplimiento de la legislación europea, que debía estar listo antes del 31 de enero y que tuvo que prorrogarse.
Los ingresos de Alitalia aumentaron un 3,5% en 2018 hasta los 3.070 millones de euros, según reflejan los documentos entregados en una vista parlamentaria. La aerolínea registró el año pasado una pérdida en el beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 120 millones de euros, respecto a los 283 millones perdidos en 2017.
Fuente: Aviación al día.