(Aeronoticias).- Viajar por aire no había sido tan seguro desde la invención de los aviones con motores de reacción: la industria aérea se dispone a registrar su tasa de accidentes fatales más baja desde principios de los años 60.
Este año se produjeron 23 accidentes fatales en el mundo, un número que incluye todos los vuelos de pasajeros y de carga, frente a 28 en 2011, según datos compilados por la Aviation Safety Network, que reúne información de accidentes e incidentes en Internet. La cifra también representa un descenso frente a los 34 accidentes fatales al año promediados durante los últimos 10 años.
La seguridad de la aviación comercial ha registrado una mejora paulatina con el paso de los años y las tasas de accidentes empezaron a caer con la aparición de programas de reportes voluntarios de incidentes que alientan a los pilotos y mecánicos a comunicar errores sin temor a sufrir represalias.
Equipos más confiables, una mejor capacitación de los pilotos, avances en los procedimientos de control del tráfico aéreo y una regulación más estricta en varios países en desarrollo también han contribuido a la mejora de la seguridad de los vuelos.
De los 23 accidentes fatales de este año, sólo 11 involucraron a aviones de pasajeros y de ellos sólo tres fueron fabricados por grandes empresas occidentales.
Los restantes ocho accidentes de aviones de pasajeros fueron protagonizados por naves de motor de turbohélice fabricados por otras empresas occidentales o rusas, según Ascend, una consultora del sector que elabora un resumen anual de estadísticas sobre seguridad aérea. El Tupolev 204-100V de fabricación rusa que se estrelló el 29 de diciembre dejando cinco muertos, era bimotor.
Los aviones de fabricación rusa habitualmente transportan menos pasajeros pero acumulan una tasa de accidentes mucho más alta que los producidos por empresas estadounidenses o europeas.
«En líneas generales, fue el año más seguro de la historia», señala Paul Hayes, director de seguridad de Ascend. Con un accidente por cada 2,5 millones de vuelos en el mundo, 2012 «fue casi dos veces más seguro que 2011», que también había marcado un récord, según Ascend.
Pero esas mejoras también dejan al descubierto problemas persistentes de seguridad que significan tasas de accidentes mayores —usualmente por un factor de cuatro o más— en buena parte de África, América Latina y otras regiones en desarrollo.
Los expertos también resaltan los riesgos en Estados Unidos, donde la automatización de las cabinas podría confundir a los pilotos y la congestión en los aeropuertos podría aumentar las colisiones en tierra.
Los accidentes en el aire de 2012 produjeron 475 muertes, frente a un promedio de más de 770 personas fallecidas al año en los últimos 10 años.
Más pasajeros
Ascend hizo hincapié en que «desgraciadamente, no creemos que las aerolíneas se hayan vuelto mucho más seguras de la noche a la mañana». Por el contrario, el informe señala que la marcada e inesperada caída en el número de accidentes «debería considerarse más como algo extraordinario que como una nueva realidad».
Los expertos creen que en las regiones donde ya se registran tasas de accidentes históricamente bajas, las mejoras futuras deben concentrarse en analizar enormes volúmenes de incidentes y otros datos de vuelo, recopilados por aerolíneas de todo el mundo, para identificar y eliminar las amenazas a la seguridad.
Los resultados son particularmente notables dado el crecimiento del tráfico de pasajeros a nivel mundial.
Cerca de 2.900 millones de pasajeros volaron en 2012, un alza de 5,5% frente al año previo, según los datos más recientes de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), un brazo de las Naciones Unidas. Con un incremento de al menos 10% en el tráfico en algunas regiones, la OACI estima que el número total de pasajeros se duplicará para 2030.
El informe de Ascend estima que los aviones de fabricación occidental registraron un accidente fatal por cada 10 millones de vuelos en 2012.
«Cuesta mucho identificar una razón que explique por qué este año fue particularmente tan seguro», señala Harro Ranter, presidente de Aviation Safety Network, una filial de la Flight Safety Foundation, una organización global con sede en Virginia, EE.UU., que vela por la seguridad aérea.
The Wall Street Journal – online.wsj.com