(Aeronoticias).- La NASA se ha visto directamente afectada por el tira y afloja que mantiene el Congreso de Estados Unidos y la Administración Trump desde el 22 de diciembre de 2018 y que ha provocado el cierre ‒shutdown‒ de las actividades “no esenciales” de la administración federal de Estados Unidos.
Solo servicios esenciales y mínimos. Esta es la escasa actividad que mantiene la NASA por el cierre. Entre las pocas misiones espaciales que mantienen una plena actividad están las de seguimiento y apoyo a la Estación Espacial Internacional y a las sondas OSIRIS-REx y New Horizons.
Aunque la falta de aprobación del presupuesto federal incide de una forma directa en las responsabilidades de la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio, la NASA mantiene en funcionamiento aquellos programas que están calificados como “esenciales” y las funciones que están consideradas como servicios mínimos.
De sus 17.000 funcionarios, tan solo alrededor de 1.400 ‒el 8,23%‒ continúan acudiendo a sus puestos de trabajo, que son aquellos que ejercen responsabilidades relacionadas con mantener a salvo personas y propiedades de la Agencia. Si tenemos en cuenta que entre las propiedades se incluyen las naves espaciales en servicio y los datos que recopilan, los servicios activados obligan a acudir al trabajo al personal estrictamente indispensable para las operaciones de control de las decenas de satélites y sondas espaciales, así como las de mantenimiento de instalaciones y software.
Sin embargo, existen algunas misiones espaciales que se han valorado críticas y que prácticamente todo su personal sigue prestando servicio. Es el caso de la Estación Espacial Internacional, que mantiene en sus puestos del Centro Espacial Johnson a las 200 personas directamente relacionadas con las operaciones de seguimiento y apoyo, mientras la mayor parte de los 3.000 empleados no acuden a sus trabajos.
También sigue operando con normalidad el núcleo humano que gestiona el día a día de las actividades de la sonda OSIRIS-REx, que en la actualidad efectúa maniobras para posicionarse en órbita alrededor del asteroide Bennu. También está activado la mayor parte del personal que realiza el seguimiento de la sonda New Horizons, que el 1 de enero de 2019 sobrevoló Ultima Thule, uno de los asteroides del cinturón de Kuiper.
Por el contrario, el shutdown en la NASA impide que trabaje y reciba su nómina la mayor parte del personal de administración, de contratación, los funcionarios adscritos a los programas no esenciales, la distribución de imágenes ‒salvo algunas excepciones‒, los trabajos de desarrollo y los ensayos de vehículos y cohetes espaciales, como es el caso del futuro lanzador SLS y la cápsula tripulada Orión.
Están en suspenso los cursos de formación y adiestramiento, los viajes oficiales, al igual que la información pública, y las labores de prensa, redes sociales, mantenimiento de páginas web, NASA TV y de relaciones públicas.
Si el parón de la administración federal se prolonga es indudable que se producirán retrasos en los programas cuya puesta a punto está en sus fases finales. Es el caso de la cápsula tripulada privada Crew Dragón de SpaceX, cuyo primer vuelo de prueba no tripulado ‒llamado DM-1‒ se ha pospuesto de mediados de enero a febrero. Cuando se produzca el despegue, un cohete Falcón 9 deberá situar una cápsula Crew Dragón en ruta hacia la ISS, a la que se acoplará durante varios días, para después regresar a Tierra.
Fuente: Flynews. / Fotografía referencial.
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