Bloomberg inicia su tercer mandato en Nueva York con la mira en la economía y la inmigración

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El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, inició hoy su tercer mandato, logrado gracias a la campaña autofinanciada más cara de la historia electoral de EE.UU., con la promesa de combatir el desempleo, buscar la recuperación económica y propiciar una política migratoria más abierta. «Incluso al enfrentarnos a difíciles realidades fiscales, hallaremos formas innovadoras de crear empleo en sectores de futuro, desde ciencias biológicas, artes y cultura, hasta tecnología verde que combata el calentamiento global», dijo Bloomberg en su tercer discurso de investidura como alcalde de la mayor ciudad de EE.UU.
 
Ante miles de personas, Bloomberg añadió que no descansará «hasta que cada demandante de empleo lo encuentre, cada estudiante se gradue, cada niño esté a salvo de las armas ilegales, cada familia tenga una casa asequible y cada neoyorquino con un sueño lo tenga a su alcance». En materia de inmigración, aseguró que integrará una colación bipartidista de alcaldes del país en apoyo a la reforma migratoria que busca el presidente de EE.UU., Barack Obama, y que debe, según explicó, honrar la historia, defender los valores y promover la economía.
En su opinión, «ninguna otra ciudad de la Tierra debe defender estos principios con más fuerza que ésta, ya que ninguna ha sido más beneficiada de la mano de obra inmigrante, más renovada por las ideas de los inmigrantes y más revitalizada por la cultura inmigrante que Nueva York». «Los inmigrantes ayudaron a hacer de Nueva York la capital mundial de la oportunidad y el emprendimiento, y ahora vamos a hacer del Ayuntamiento un líder mundial en el apoyo y aliento de los emprendedores», añadió el multimillonario de 67 años, que juró por tercera vez el cargo en una ceremonia celebrada frente al Ayuntamiento de Nueva York. En su discurso, reconoció que este mandato entraña para él «responsabilidades extraordinarias», ya que para poder presentarse a las elecciones por tercera vez -algo que no permitía la ley- debió convencer a los legisladores de que Nueva York necesitaba a alguien con su experiencia para superar los estragos de la crisis financiera que asoló a Wall Street y la recesión económica.
Pese a esos esfuerzos, y a los 102 millones de dólares que invirtió de su propio bolsillo para financiar su campaña -lo que automáticamente eliminó a otros candidatos que dependían de donaciones, limitadas por ley-, Bloomberg sólo ganó por cuatro puntos a su inmediato competidor. Ello se interpretó como un signo del rechazo de parte del electorado a la enmienda del reglamento electoral municipal que promovió para poder aspirar al tercer mandato.
Asimismo, algunos analistas detectaron entre los votantes un cierto descontento con la figura de Bloomberg, uno de los hombres más ricos del país, ya que lo consideran insensible a la difícil realidad económica que atraviesan muchos neoyorquinos. «Aunque la sabiduría popular dice que en los terceros mandatos los alcaldes se quedan sin energía e ideas, ya hemos demostrado que la sabiduría popular a veces se equivoca y prometo que lo vamos a volver a hacer», defendió el alcalde de una ciudad que acumula un abultado déficit municipal.
Un indicio de los tiempos de austeridad que vive la ciudad es la decisión de Bloomberg de cancelar la tradicional fiesta que en las dos tomas de posesión anteriores ha ofrecido a sus invitados tras la ceremonia, y sustituirla por diversos actos caritativos y de voluntariado en los que hoy participó. «No importa dónde vivas o trabajes, no importa tu raza o tus raíces, no importa a quién ames, a quién reces o a quién votes, yo prometo ser tu alcalde», dijo sobre una Biblia sostenida por sus hijas, Emma y Georgina, durante la ceremonia, a la que no pudo asistir la madre del alcalde, Charlotte Bloomberg, que tiene 101 años y vive fuera de la ciudad.

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