(Aeronoticias).- La fama presentada por las agencias informativas afiliadas al discurso norteamericano presentan a Corea del Norte como una nación beligerante, lista a despedazar a enemigos por doquier -surcoreanos y japoneses incluidos-. Algo de verdad pueda haber en ello, más allá de la retórica del gobierno de Kim.
Pero hay otra fama hecha por los visitantes occidentales a la pequeña nación de los dientes (postizos) afilados. Según cuenta la agencia BBC, más de 3’500 turistas de occidente visitan Corea del Norte al año. Los costes frisan más de 1’500 dólares por el tour de cinco días, cuyos clientes tienen la libertad de ir a casi todos lados… mientras lo digan de antemano. Y siempre con vigilancia.
«Los grupos a menudo están formados por viajeros experimentados, de mente abierta, que han escuchado muchos cosas sobre este lugar y desean comprobarlo por sí mismos», declaró Carl Meadows, guía turístico especializado en la nación de la península asiática, a la cual no se puede ingresar con máquinas como laptops y teléfonos.
Para el inglés Andrew Drury, «turista aventurero» que pasó temporadas en Somalia e Irak, entre otros lugares peligrosos, Corea del Norte «está tan deteriorado y es tan pobre que realmente es risible que estemos preocupados de que puedan comenzar una guerra. No podrían mantener la electricidad funcionando durante más de media hora».
La única advertencia -las demás giran en torno a ésta- para los extranjeros, y para todos los ciudadanos, es dictada tal cual: «no debe decir nada negativo sobre los líderes o antiguos líderes porque en el país se les trata con verdadera veneración».