Cuarenta años de relaciones con Argelia y aún no nos conocemos

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(Aeronoticias) Argelia nombró como embajador en Lima a Chakib Rachid Kaid, un diplomático de categoría y con vasta experiencia internacional y mejor aún que este año se cumplen 40 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Fue director de América Latina y el Caribe de su cancillería por más de 10 años y con orgullo hijo del revolucionario Kaid Ahmed, héroe de la Guerra de Independencia de Argelia contra Francia.

El embajador Kaid conoció brevemente nuestro país en el 2010, cuando intervino como jefe de la delegación en la Octava Reunión Plenaria del Consejo de Altos Oficiales de América del Sur-Países Árabes (ASPA).

Apenas llegado a Lima y enterado del desastre humanitario que afligió a los habitantes de Chosica por la caída de los huaycos, dio instrucciones para que su legación done cientos de litros de agua para los damnificados, lo que muestra su gran sensibilidad social.

No es la primera vez que esa nación apoya ante los desastres naturales. En el año 2007 donó un millón de dólares al Perú para paliar la catástrofe de Pisco. Han pasado más de siete años y no se sabe cómo esa donación fue utilizada en la reconstrucción.

Argelia es hoy el primer inversionista del mundo árabe en el Perú, con mil millones de dólares, a través de la impresa gasífera Sonatrach (primera compañía de hidrocarburos en África y décima segunda compañía petrolera más grande del mundo) y Transportadora de Gas. Acaban de cumplirse 10 años de la primera visita de un presidente de Argelia al Perú, Abdelaziz Bouteflika, quien como presidente de la Liga Árabe impulsó el apoyo para que el Perú fuera elegido miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Su visita fue fructífera para el relanzamiento de las relaciones diplomáticas –poco antes se había reabierto la embajada argelina en Lima con el diplomático Abdelkader Riame, sucediéndole Mohamed Bensabri-, se instauró un mecanismo de consultas bilaterales y acuerdos de cooperación en el sector de Energía y Minas, en los que el país árabe es líder.

Poco después el vicecanciller peruano, Gonzalo Gutiérrez, viajó a Argel en el 2007 y puso andar el mecanismo de consultas y firmó acuerdos de cooperación para “dinamizar la vinculación entre los representantes de los gremios y sectores económicos y empresariales”, promoción de inversiones y del turismo. Asimismo, el canciller peruano, José García Belaunde, viajó el 2011 para impulsar la cooperación minera y de energías renovables.

En la realidad poco se ha avanzado en intensificar las relaciones, salvo esporádicos eventos culturales, artísticos, gastronómicos o turísticos, impulsados con entusiasmo por los diplomáticos peruanos que sirvieron y sirven en Argel. Destaco el taller para la introducción de la quinua y un acuerdo tripartito entre Argelia, el Perú y Corea del Sur con el Centro Internacional de la Papa: viajó un agrónomo peruano para capacitar a sus similares argelinos en cultivos in vitro del tubérculo. Parece que la producción va bien, porque hace unas semanas Argelia donó 200 toneladas de papa a la Media Luna Roja Saharaui destinados para los refugiados saharauis de Tinduf.

De Argelia vinieron funcionarios del Ministerio de Energía y de Sonatrach para ofrecer inversiones en el Perú, así como brindar becas para ingenieros petroleros. Nuestro país no presentó ningún proyecto y tampoco usó las becas. Además, lamentablemente, un burócrata peruano tiene fondeado el acuerdo de promoción y protección de inversiones entre Perú y Argelia desde febrero del 2006. ¿Estamos sobrados y no le damos la debida importancia?

Está pendiente, asimismo, el hermanamiento entre las capitales Lima y Argel, cuyo abastecimiento de agua es por desalinización y podría apoyarnos, entre otras cooperaciones. También podría proponerse la venida de su línea aérea “Air Argelie”, que incentivará el turismo y permitirá conocernos mejor, e impulsar la visita de empresarios. Argelia importa millones de dólares en alimentos: cereales y sémolas, productos lácteos, azúcares, café, té, legumbres, carnes.

Argelia es un gran país –rico y sin deuda externa- y de influencia geoestratégica cada vez más poderosa en el ámbito internacional: se ha convertido en mediador de disputas internacionales en África y en el Medio Oriente. Lideró la mediación de un acuerdo de paz en Mali y promueve la reconciliación en Libia. Apoya la libre determinación del pueblo saharaui, cuyo territorio fue invadido por Marruecos.

Impulsa la integración a través de la Liga de Países Árabes y fue uno de los propulsores de la creación de la Unión del Magreb Árabe con la finalidad de promover la cooperación política y económica. Además, lidera los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. Es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, de la Organización de Países Árabes Productores de Petróleo, impulsor muy activo de la Unión Africana y de la Organización de la Conferencia Islámica.

Hay un nuevo embajador argelino en Lima y nuevas autoridades en Torre Tagle, que deberían relanzar las relaciones entre ambos países, más aún, conmemorando los 40 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas.

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