(Aeronoticias).- Dejar a su mascota en casa, con un familiar o un amigo, pueda quizá no ser de su consideración si es que va a tomar un viaje de larga distancia ¿Qué diría si tuviera que hacer el trayecto en vuelo? ¿Todavía le llevaría? Allá usted. Si bien los criterios que tenga para realizar el vuelo con su «otro miembro de la familia» justifiquen que el animal sea llevado, tome en consideración las recomendaciones para no convertir un viaje de descanso en una pesadilla.
a. Comodidad
La de la mascota. El espacio donde se aposente el -por ejemplo- perro, gato, pericote, debe estar acorde con las medidas del animal y de la compañía. Nada que esté dentro del contenedor de la mascota debe herirle.
A tomar en cuenta: Las aerolíneas pueden soportar hasta 8 kilos en caso de llevar en la mano la jaula y al ser. En otro caso, irán para la bodega.
b. Ubicuidad
¿Se le han perdido las maletas durante un viaje? No será el único. Pero si son objetos lo perdido, no se desmaye. Un ser extraviado, por oposición, es materia de desgracia emocional -salvo que su intención sea borrar del mapa al «desgraciado»-. De ser así, el animal deberá tener su GPS y los datos de la familia en el collar para que sea fácil enviar el «paquete» a su dueño original.
c. Normas
Ir a la deriva con cualquier compañía -sea una norcoreana o una norteamericana, para poner ejemplos antagónicos- sin saber sus normas para transportar animales, pueda ser una experiencia no muy ducha. Y si el vuelo es internacional, las normas pueden variar. Los requisitos y reglamentos de ley deben cumplirse para evitar retrasos, pero sabiéndolos de antemano -y no durante el check-in- es decisión inteligente.
d. Salud
La salud del animal pueda verse afectada a altura si éste toma ciertos medicamentos que reaccionan a estos fenómenos de altura. Incluso sin ellos, el jet lag -desórdenes corporales por el cambio de husos horarios- pueda hacer de las suyas y darle uno o dos problemas.
Con información de Consumer.