De cómo estudiar a Aldo Mariátegui

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(Aeronoticias).- Todos los lectores que hayan tenido la fortuna de «auscultar» a Aldo Mariátegui, actual columnista de Perú21, otrora director de Correo, pueden dar fe de su honestidad. Honestidad al menos para decir lo que siente, no necesariamente para decir lo que sea verdad.

Dijo sentir pena por la muerte de Javier Diez Canseco, extinto congresista de la República, pero añade que aquellas cosas en las cuales pueda ser cuestionable, la muerte no debería limpiarle. Y en ese sentido tiene razón. Las acciones hacen bueno o malo a una persona. Y si Diez Canseco obró mal, debe precisarse  y denunciarse -claro que, oh vida, ya es tarde-.

Como se recuerda, el proyecto de ley presentado por Javier Diez Canseco tenía como objetivo transformar acciones de segunda categoría (la ley original viene desde el gobierno de Velasco Alvarado, en la que se deducía el 15% del tributo de las empresas para transformarlas en acciones para los trabajadores), para darle igual valor a las acciones de los propietarios de las empresas -que la ley de la década del 70 no estipuló como tal, sino que fue enmendado por Alberto Fujimori al crear este tipo de acciones «de segunda clase», quitándole poder a los trabajadores en las decisiones de cualquier compañía-.

Entre los tenedores de acciones se encontraban -entre incontables personas que quizá ignoren tener tales acciones, otros quizá se soben las manos- familiares de Diez Canseco, pero no solamente él. Dicha acción es debatible por un conflicto de interés que queda casi evidente, pero es igual de equiparable al que un abogado que llegue al Congreso otorgue leyes en favor de los abogados ¿Conflicto de intereses? Es un tema que se debe evaluar.

Aldo Mariátegui dice no ser hipócrita. Sólo queda evocar lo que dijo su feral opositor, César Hildebrandt, acerca de cuánto puede investigar Mariátegui y que él, por omisión, olvido, o interés, no lo hace: «Podrí­a indagar en qué quedó la denuncia de la congresista Anel Townsend y la investigación abierta por la jueza anticorrupción Juana Meza en relación a las sumas de dinero que Gabriel Garcí­a Pike, «¡Contacto de los Agois y Montesinos!“ le entregó a la empresa que imprime hoy Correo y que en ese entonces publicaba el asquerosamente Fujimorista Ojo».

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