(Aeronoticias).- Todo, hasta el más mínimo detalle y el último milímetro de su superficie, está medido y pensado en la construcción de una auténtica obra de ingeniería como es un avión.
Ninguno de los elementos que se pueden apreciar en la nave está puesto ahí por casualidad y un ejemplo de ello es el pequeño orificio con el que cuentan las ventanillas en cada una de las filas en las que se divide el habitáculo.
Su función es clave para evitar cualquier susto cuando el avión se encuentra a 10.000 metros de altura. La diferencia de presión entre el exterior y el interior del aeronave es abismal, por lo que las ventanas de los aparatos cuentan con una estructura especial.
La ventanilla de los aviones se compone de tres partes: dos láminas -exterior e interior- y la estructura central, donde se encuentra el agujero. Las dos láminas forman un vacío que está regulado por el agujero central.
En caso de accidente, si la parte exterior se rompiese en pleno vuelo, gracias al agujero de la ventana la velocidad de despresurización de la cabina se reduce notablemente.
Fuente: Aviación al día.