Irán se halla bajo intensa presión para aclarar la magnitud y naturaleza de sus actividades nucleares en las conversaciones con los cinco miembros permanente del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China) y Alemania. La reciente revelación de que Irán tiene en construcción una segunda planta de uranio que mantuvo en secreto por años agudizó las sospechas de que Teherán quiere fabricar una bomba atómica, pese a que el país insiste en negarlo.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió a Irán en vísperas de la reunión que padecerá «mayores aislamiento y presión internacional» si no permite que veedores inspeccionen la nueva planta y no deja de enriquecer uranio. Irán dice que enriquece uranio para generar energía eléctrica, pero estados Unidos y sus aliados sospechan que quiere dotarse de arsenales atómicos.
El canciller francés, Bernard Kouchner, dijo antes de la reunión a la emisora de radio rusa Eco Moskvy que no descarta nuevas sanciones, más severas, a Irán en caso de que fracasen las negociaciones, informó la agencia de noticias DPA. Rusia y China son los países tradicionalmente más renuentes a imponer nuevas sanciones a Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU, que ya castigó tres veces a Teherán con distintas penalidades desde 2006 por seguir enriqueciendo uranio.
Pero fuentes diplomáticas dijeron que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido están listos para ampliar sus propias sanciones contra Irán si no hay avances en las conversaciones. Un vocero de la delegación estadounidense dijo que un representante de Washington estaba «presente en la mesa» de negociaciones en la localidad de Genthod, ubicada a orillas de un lago a las afueras de Ginebra. El «punto de inicio» de las negociaciones será una oferta de las potencias de suspender las sanciones contra Teherán a cambio de un congelamiento del enriquecimiento de uranio, dijo este portavoz norteamericano, citado por la cadena CNN.
Aeronoticias considera que es vital resaltar que el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, expresó ayer por primera vez una disposición a discutir aspectos específicos del enriquecimiento de uranio en la reunión, y dijo que Teherán podría aceptar que otro país le enriquezca el uranio para un reactor. Pero el mandatario se mantuvo desafiante, y dijo que los intereses de Irán no se verán «dañados» cualquiera sea el resultado del encuentro.
