Las autoridades rusas retiraron ayer la petición al Gobierno de España para que el navío de bandera maltesa y armador ruso pudiera atracar en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, aunque no precisaron hacia dónde se dirigirá el navío. El mercante, procedente de Finlandia, fue secuestrado por unos piratas el 28 de julio en el mar Báltico y liberado por un buque de guerra ruso un mes más tarde junto a Cabo Verde, después de que algunos medios publicaran que transportaba armamento.
Rusia ha dicho que la carga está compuesta por troncos y madera y no por misiles antiaéreos S-300. «Las autoridades rusas no actuaron según los procedimientos habituales cuando se libera un barco secuestrado, por eso sospeché que había algo más en el cargamento, ilegal o que preferían esconder», afirmó Voitenko, quien llegó a Tailandia el 4 de septiembre tras hacer escala en Turquía.
Algunos analistas han atribuido al Mosad, el servicio secreto israelí, el secuestro del carguero para impedir que los misiles llegaran al régimen iraní. Por su parte, las autoridades rusas dicen que el barco fue secuestrado por ocho piratas, que están detenidos. Voitenko admitió que no llegó a recibir amenazas, pero que muchas personas en su círculo comenzaron a aconsejarle que «escapara» durante un tiempo de Rusia.
«La Armada y el servicio secreto estaban muy molestos por mis alegaciones y, en mi país, uno tiene que huir cuando el Estado está en tu contra. Ocurre continuamente», apostilló el editor. «Rusia funciona como un régimen feudal -añadió-, con un cabeza del Estado todopoderoso, pero también con departamentos que actúan con total impunidad en sus jurisdicciones y donde la corrupción es rampante».
Voitenko, que trabajó en una compañía naviera en Bangkok entre 1999 y 2001, aseguró que no tiene intención de retornar a su país y agregó que guarda información «relevante» de buque que sacará a la luz cuando sea «conveniente».
«En Rusia, no existe el Estado de Derecho ni se respetan los derechos humanos, pero esto no sorprende a ningún ciudadano», apostilló el periodista.