En su opinión, se incrementará el uso del automóvil en los desplazamientos turísticos; en los destinos, los turistas serán menos generosos en sus gastos; tanto las reservas tempranas como las de última hora se exagerarán, y la gente será más selectiva, por lo que los destinos tendrán que cuidar más su imagen. Bordas, fundador de la firma de consultoría turística THR, dijo que espera que después de la crisis el sector habrá aprendido cosas importantes para comprender que el turismo no puede seguir desarrollándose de la misma forma que lo ha hecho hasta ahora.
Confesó que le asusta pensar en que cuando el dinero se mueva de nuevo, «habremos vuelto a las mismas estupideces de siempre, porque no hemos aprendido nada» y esto sería lo peor de esta crisis: la tremenda oportunidad para aprender desaprovechada. El Comité de Miembros Afiliados, que reúne a 400 empresas y organizaciones de todos los países, representa al sector privado en el seno de la organización, con sede en Madrid.
Tras la elección del jordano Taleb Rifai como secretario general de la OMT para los próximos cuatro años, el sector privado espera jugar un papel más activo en el seno de esta organización internacional. Bordas confió, asimismo, en que en esta nueva etapa que se abre en la OMT, la organización mejorará su relación con su país anfitrión, España.
A su juicio, España «ha sido hasta ahora maltratada» por la OMT porque, a pesar de invertir mucho esfuerzo, además de dinero, en mantener su sede en Madrid, «obtiene muy poco beneficio» a cambio. Se refirió al hecho de que nunca se ha celebrado una Asamblea en la capital española, algo que reporta un enorme movimiento económico. Las Naciones Unidas -organismo del que forma parte la OMT- celebra en Nueva York, ciudad en la que se encuentra su sede, todas sus asambleas generales, agregó.