(Aeronoticias).- Desde hace algunas semanas, diversos medios de comunicación han hecho un eco de alarma frente a la aparición del virus Zika debido a su rápida expansión en países de América Latina y el Caribe.
En Perú se detectó el primer caso de una persona infectada por el virus la semana pasada, este suceso acrecentó el nivel de alerta en nuestro país aun cuando se tiene por entendido que casi no existe una mortalidad por esta enfermedad puesto que puede ser tratado como una gripe común y corriente.
El Zika, por el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó una emergencia sanitaria mundial el 1 de febrero se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti, el mismo que transmite las enfermedades del dengue y la chikungunya.
La alarma parece despertar por el hecho de que aunque la mortalidad por dicha enfermedad es casi inexistente, los riesgos sí afectarían a las mujeres embarazadas por una probable conexión entre el virus Zika y la microcefalia. Aquella relación hasta el momento no ha sido corroborada científicamente y solo parten de reportes de algunos hospitales de Brasil.
Es necesario resaltar que los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) han precisado que existe la necesidad de realizar estudios adicionales para tener una mejor distinción frente a dicha conexión.
Un mejor panorama de la situación y de las consecuencias reales frente a las tantas mentiras que se difunden por las redes, nos la trae el Ministerio de Salud de El Salvador, el cual reportó hace dos días que 13 mujeres infectadas con la enfermedad dieron a luz a bebés sin presentar microcefalia.
Esto nos demuestra que la conexión entre el virus Zika y la microcefalia no está tan estrechamente relacionada y puede deberse a múltiples factores tal vez ajenos o en poca proporción a la actual enfermedad.
Sin embargo, no resulta novedoso que las organizaciones feministas pretendan instrumentalizar el virus y la polémica generada en torno a este tema para introducir la agenda pro aborto en nuestro país. ¿Cómo?, a través del protocolo de aborto terapéutico, aprobado por el Ministerio de Salud en el año 2014.
De esta manera, los abanderados e ideologizados en defensa de los denominados derechos sexuales y reproductivos aprovechan la situación del momento para ampliar el acceso al aborto terapéutico en casos de fetos con microcefalia bajo el pretexto de salvaguardar la “salud mental” de la madre.
Sí, una excusa que viene acompañada de afirmaciones que carecen de argumentaciones y fuentes precisas que respalden lo descrito. Decir por ejemplo, “que si bien no se ha comprobado la asociación entre el zika y el nacimiento de niños con microcefalia, ya hay muchas mujeres que están recurriendo a abortos con el fin de no tener que pasar por un embarazo de un niño que no vivirá o vivirá con graves problemas de salud”.
Dicha afirmación no tiene la fuente que señale que lo expuesto es en su totalidad verdad y los parámetros que utiliza Andrea Carrasco Gil en el fragmento de su propio artículo, son inciertos.
Por su parte, Susana Chávez, directora de PROMSEX, señala que resulta una tragedia “tener un hijo con graves y permanentes malformaciones”, siguiendo su línea ideológica nos damos cuenta de que el tipo de aborto al que apuntan estas afirmaciones son más de carácter eugenésico que de terapéutico.
Ahora no solo se pretende discriminar al feto concebido en una violación sexual sino que además se discrimina al concebido por tener alguna discapacidad o malformación, es decir, porque no es “perfecto”.
Y Chávez finaliza su artículo con un fragmento que dice lo siguiente: “Si para algunos, la vida de estas adolescentes no es importante, que sea al menos que no tenga que haber una generación de niños/as con tan grave y fatal discapacidad, pues eso, ni Dios lo quiere.”
Susana Chávez se muestra indiferente y actúa sin comprender que sus afirmaciones generan indignación y rechazo por parte de muchas mujeres que tienen a sus hijos con estas discapacidades “graves” y “fatales” y que por cierto, no los ven como una «tragedia».
Ella no entiende que muchos de esos niños son desde el momento de su concepción absolutamente importantes y con un propósito en la vida: llenar de felicidad a quienes los rodean, darte la vuelta a la adversidad y batallar en esta vida como cada uno de nosotros.
Si como dice la directora de PROMSEX, de que a esa generación de niños “ni Dios lo quiere”, ¿cómo se explica que organizaciones religiosas los acojan con paciencia y amor en sus muros tal como lo hace el Hogar de las Bienaventuranzas?
¿Cómo explica que sean estos niños con malformaciones, discapacidades y/o enfermedades cognitivas sean los responsables de sensibilizar mentes y corazones para obras sociales y de bienestar en común?
Y es que una madre siente y entiende que cuando su hijo es abatido por alguna enfermedad, es cuando más necesita de ella.
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Representante General