Escándalo en Aerolíneas Argentinas salpicaría a la dinastía Kirchner

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(Aeronoticias, tomado de Revista Imagen).- El ex director de Comunicación de la estatizada Aerolíneas Argentinas está a punto de convertirse en el primer RR.PP. autor de un best seller caliente de denuncia política, cuando salga a la luz Jaime S.A.: 1er. libro de denuncias documentadas de alto voltaje político en el que un ex ejecutivo le quitará la exclusividad del ‘nicho’ literario al periodismo de investigación: Jorge Molina fue director de comunicación y apunta al renunciado secretario de Transporte, Ricardo Jaime, uno de los funcionarios más polémicos y cercanos a Néstor Kirchner, el hombre fuerte de la Argentina.

cristinak

El narrador insospechado es Jorge Molina, un cordobés que gestionó las PR y el Lobbying de Aerolíneas Argentinas durante la gestión del Grupo Marsans hasta llegar a ocupar el cargo de director y desde allí transitar permanentes pulseadas con la “administración K”.

Molina dejó su cargo en Aerolíneas con la estatización de la línea aérea y fue, hasta su estrepitosa quiebra, dircom de la dueña española, el gigante turístico Marsans. Desde entonces no para de “devolverle las gentilezas” al secretario Jaime, autor del copamiento de la línea aérea.

De hecho, muchos periodistas aseguran por lo bajo que buena parte de las denuncias que aparecieron en los medios sobre presunto enriquecimiento ilícito de Jaime, que llevaron al funcionario a la justicia y a la dimisión, fueron documentadas por el ex RR.PP. de Aerolíneas.

¿Cómo llega un ‘dircom’ a jugarse con un libro de alto voltaje político y una campaña de denuncias mediáticas poco usual en un país como Argentina?
«Quizás lo que sorprenda es que los dircom son tibios”, dice Molina. “Jamás se juegan hasta el final, siempre están evaluando el daño que les puede ocasionar a su carrera un enfrentamiento duro con el poder”. Y remata: “Se que mi futuro es incierto. Mientras gobiernen los Kirchner va ser difícil mi reinserción laboral, sobre todo en las empresa reguladas y controladas por el gobierno”.

Sin embargo, no es descartable que el futuro de este ‘dircom’ y militante peronista y ‘cavallista’ cordobés esté más bien nuevamente en la comunicación política, que es de donde proviene: en los ’80 fue asesor en la Cámara de Diputados, en los ’90 fue asesor de Cancillería bajo el ministerio de su amigo Domingo Cavallo y más tarde fue jefe gabinete de la Secretaria de Transporte. Recién ahí dio su paso al mundo privado, como director de Comunicación de la concesionaria de ferrocarriles TBA, su paso previo a Aerolíneas.

¿Sale a denunciar a Jaime a pedido del Grupo Marsans?

“Lo hago porque considero que fueron engañados y estafados por el gobierno argentino. Estoy convencido que esto no pasa en ningún lugar del mundo, excepto en Venezuela». En ese tensar la cuerda cada día, del lado oficial se alineaba el también cordobés Ricardo Jaime a quien Molina denunció recientemente en la revista Noticias señalando que “me propuso negocios raros sugiriendo que debía pedir coimas”.

El ex ejecutivo de la línea aérea del español grupo Marsans expropiada por la Argentina, según fuentes confiables, tiene toda la información que necesita sobre el renunciado funcionario kirchnerista porque suma la ventaja de que “Córdoba sigue siendo un pueblo grande y por eso, nadie con exposición pública puede guardar un secreto sobre sus manejos non sanctos por más de diez minutos”.

El flamante escritor de denuncia que actuó como jefe de Prensa de Domingo Cavallo, cuando éste fue candidato a diputado en 2005, apuntó su investigación al principal distribuidor de los subsidios al transporte durante la primera y segunda etapa K, buscando responder interrogantes sobre las eternas pérdidas millonarias de la aerolínea de bandera y los padecimientos sufridos por Marsans.

Como ejemplo Molina se pregunta por qué cuando el barril de petróleo trepó a los US$ 180, el Grupo Marsans perdía US$ 16.000 por mes con la explotación de Aerolíneas mientras que ahora que se ubica en los US$ 75, con la controvertida administración del Estado, el déficit asciende a US$ 2 millones mensuales.
Jaime a quien se acusó de presuntas maniobras incompatibles con su cargo, como el uso de un avión particular cuyo propietario se desconoce o de inversiones en hotelería en Brasil, realizadas durante la gestión del ex presidente Kirchner y la primera parte del gobierno de su esposa, enfrenta numerosos cargos en la Justicia que precipitaron su salida del Gobierno.

Molina llegó a Aerolíneas en 2006 luego de la salida del español Antonio Mata, uno de los accionistas de Marsans, por desinteligencias con sus socios. Provenía de la empresa de transporte TBA, por lo tanto tenía trato regular con las autoridades argentinas de Transporte.
Según explicó Molina a revista Imagen, su libro Jaime S.A. “es una forma de contar las vivencias, de cómo un gobierno corrupto puede apropiarse de empresas.”

Las maniobras del Gobierno, dice el autor, “fueron posibles utilizando todo su arsenal, desde la falta de reglas claras; la inseguridad jurídica; el ahogamiento económico a través del congelamiento de tarifas; no cumplir con los acuerdos firmados (2006, 2007 y 2008) hasta tener un responsable, mejor dicho un irresponsable frente a la Secretaria de Transporte, con un solo objetivo, si no se es funcional al gobierno, te quitan las empresas”.

A partir de septiembre del 2008, en plena crisis con el Ejecutivo, Molina ascendió como subgerente general de las dos compañías aéreas, Aerolíneas, y su hija, Austral, al cargo de subgerente general de todo el Grupo Marsans.

Desde allí experimentó como pocos la disputa política con el gobierno y, además de los excesos de Jaime, vivió experiencias como una visita a la Casa de Gobierno que su amigos narran como “fellinesca”.

El cordobés con 25 años de experiencia en el mercado privado de las RR.PP., junto al entonces presidente de la empresa Gonzalo Pascual, se reunió con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y salieron convencidos de que no habría vuelta atrás con la privatización.

“No quiero estatizar Aerolíneas, les prometió la jefa de Estado, porque ya tengo bastante con los sueldos del Correo y (la empresa de aguas) AySA”.

Sin embargo, la idea de Cristina Fernández al parecer tropezó con las negociaciones políticas que su esposo tramaba con los sindicalistas y poco tiempo después, tras un acoso sindical que volvió inviable a la línea aérea, Marsans debió dejar Aerolíneas para que volviera al Estado con el consiguiente desaguisado financiero actual.

¿Quién fue el ejecutor de esa vuelta de tuerca por orden de Néstor Kirchner?

Según Molina, Ricardo Jaime, quien se encargó de sembrar de inestabilidad el camino de los españoles y con ello devolver a manos políticas y sindicales la conducción de una de las empresas públicas que más dinero ha perdido en la historia argentina.

En el capitulo titulado Por Amor al Arte, Molina echa luz sobre el inocultable descontrol con que tomaba las decisiones sobre la empresa aérea el ex secretario de Transporte.

Se trata de la aprobación de un delirante proyecto surgido de la inventiva de una ex bailarina de danzas árabes, Samara, que soñaba con ingresar al mundo literario y obtuvo el apoyo del ex funcionario para realizar un tour internacional a lo largo de dos años para luego publicar sus experiencias en la revista “A Bordo” que se entrega a los pasajeros de Aerolíneas.

“La impunidad, que cree tener Ricardo Jaime, lo lleva a estos excesos. Esta historia es sumamente interesante para entender a esta gente”, asegura Molina.

Por eso recuerda el caso de Analía Bordendave y señala que “sin ningún tipo de tapujos la gestión de Jaime hizo que de un día para otro, una artista desconocida consiguiera que su trabajo fuera declarado de interés por la Secretaria de Cultura de la Nación, por la Secretaria de Turismo de la Nación y hasta por el Senado de la Nación”.

Aquí –destaca el autor de Jaime SA- la novel artista no sólo obtuvo una declaración de interés público para su proyecto, presentada por el ex senador Roberto Urquia (FPV, Córdoba), sino que además logró ser auspiciada por Trenes de Buenos Aires, Manuel Tienda León, Buque Bus; coincidentemente, todas empresas reguladas por la secretaría de Transporte.

En su relato Molina recuerda que quiso desalentar a Bordenave destacando las pérdidas que enfrentaba la empresa, pero, ante la insistencia de la mujer, le señaló a Jaime como opción para lograr sus propósitos. Fue durante una fiesta en el Hotel Faena de Puerto Madero.

Dado que la ex bailarina no se resignaba a abandonar su plan, Molina cuenta: “Decidí ensayar una estrategia diferente y apelando al humor le dije: mirá, si querés te presento a ese señor que está en la barra tomando una copa, por ahí tenés más suerte». En la barra del bar se encontraban los hermanos Jaime. El más conocido es Ricardo Jaime, por entonces secretario de Transporte de la Nación. La respuesta de Analía fue todo un desafío: «No hace falta, me presento yo…».Se levantó y, al enfilar, agregó: «A mi, el poder me seduce».Poco después, Analía comenzó como columnista de la revista A Bordo.»

Molina aborda también la salida traumática de Marsans y la atribuye “fundamentalmente al hecho de creer en los acuerdos del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner”.

“El Grupo Marsans ha sido estafado -subraya- porque nunca cumplieron con los acuerdos firmados, nunca cumplieron con las políticas de mejoramiento de las condiciones del transporte aéreo y digo transporte aéreo-recalca Moilina- porque no eran solo medidas para AR y para AU, sino para todas las empresas. Nos obligaban a volar destinos no rentables y por otro lado autorizaban a otras empresas a volar destinos muy rentables”.

También recuerda que se les exigió la salida de uno de sus socios y ex director Antonio Mata y, “a pesar de que asumió un gerente local, no alcanzó; se le pidió un plan de negocios que fundamentalmente se localizara en la modernización de la flota y se firmaron acuerdos para modernizarla pero luego el gobierno sugirió, como fue el caso de YPF, la argentinización de parte del paquete accionario”.

Una vez que el ex intendente de la ciudad de La Plata, Julio Alak, asumió como gerente general de AR y AU, Molina refiere que “los destinos de las compañías aéreas se decidían en el piso 12 del edificio de Hipólito Yrigoyen al 250, donde tenia su oficina el ex secretario de transporte Ricardo Jaime”.

Entretanto, en los vaivenes ideológicos que ha soportado el país desde que Aerolíneas dejó un pasivo de US$ 2.000 millones al final del gobierno de Alfonsín hasta su controvertida venta a Iberia en US$ 1.200 millones en tiempos de Menem, en forma recurrente su paso al Estado es uno de los activos del los sectores que se identifican con el progresismo. Para los críticos, “es sólo una pose que sirve para tapar un gran negocio de los sindicatos”.

Molina dice: “Los sectores que se autodenominan progresistas en la Argentina, no lo son, y se ven hoy en la paradoja de defender una mala decisión del gobierno, como lo fue la confiscación del Grupo Aerolíneas Argentinas (Aerolíneas Argentinas, Austral, JetPaq, Aero Handling y Optar). Hoy esos sectores progres tendrán que explicar a los miles de indigentes del país, que gastan mas de dos millones de dólares (en promedio por mes) para que los mas ricos viajen en avión”.

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