(Aeronoticias).- «Lárguense» hubiera sonado más áspero, más realista, y más honesto que la frase lanzada por la presidenta del Partido Popular -actualmente en el gobierno de España-, Esperanza Aguirre.
Pero no. Ella la hizo con florituras, y acabó mal:
«Estoy segura de que el número creciente de jóvenes españoles con buenos trabajos en el extranjero tendrá un efecto muy positivo en nuestra economía y en la manera en que los españoles encaran retos futuros», expresó.
Pero no es que irse al extranjero sea una solución más inteligente que desarrollarse en su patria, sino que es la solución si no quieren vivir miseria, tras los recortes aplicados para recibir los rescates financieros a los bancos, que especularon y terminaron sin fondos… y desamparar a sus ciudadanos de los desahucios -ejecución hipotecaria- que se ceban con miles de españoles, sin más lugar a donde ir que a la calle.
¿Quieres trabajar en España? Menos salario y te despiden sin mucho remilgo. No es que otra nación en el mundo esté mejor, pero las naciones europeas tenían -recalco, tenían- beneficios notables que incidían en la calidad de vida de sus ciudadanos. La generación más preparada de España de mucho tiempo nunca tuvo las oportunidades perdidas de manera tan notoria -quizá nos remontemos al 98, allá cuando Estados Unidos le quitó La Habana y Manila a una España monárquica y en decadencia, 1898-.
En declaraciones con ex alumnos de la Universidad de Oxford -Reino Unido-, expresó su envidia por el sistema universitario inglés, y que su optimismo sería mayor de tener un Oxford.
Bueno, sus connacionales quizá le agradecieran el futuro si tuvieran a un pedazo de Churchill en vez de una Aguirre.
Con información de El País.
