(Aeronoticias).- Los anuncios publicitarios de los candidatos presidenciales han colmado todos los espacios libres de las calles ocasionando contaminación visual en los pobladores.
Desde avisos pegados en los postes hasta carteles incrustados en los parques han ocasionado en los ciudadanos gran fastidio pues se exceden en tamaño, desorden y distribución.
La contaminación visual afecta la salud de las personas ocasionando accidentes de tránsito, desequilibrio mental o emocional, estrés, trastornos de atención y alteraciones del sistema nervioso.
Según la ordenanza 210-MML que regula la publicidad exterior en Lima desde diciembre de 1998, la distancia mínima que debe existir entre dos elementos publicitarios es de 100 metros, es decir, aproximadamente de una cuadra.
Esta ley en la actualidad es ley muerta y contribuye a que las municipalidades, que son quienes otorgan los permisos para colocar los avisos, consientan que en ciertas avenidas se puedan poner hasta 10 anuncios en una sola cuadra.
Considerando que estos avisos distraen a conductores y transeúntes pudiendo ocasionar graves accidentes de tránsito, es necesario que el Ministerio de Transportes vele por el cumplimiento de las leyes que rigen y limitan el uso de la vía pública como ventana publicitaria.
Deberíamos seguir el ejemplo de Japón en el cual supervisan minuciosamente que se cumpla una ley promulgada en 1950 la cual regula la cantidad y el tamaño de publicidad impresa que los candidatos pueden colocar en las calles durante las campañas electorales.
Los carteles son de tamaño A3 y obligatoriamente tienen que estar colocados dentro de un solo panel junto con otros postulantes políticos.
Pintar en las paredes sus nombres significa para los candidatos una enorme multa además de ganarse el odio de los pobladores pues ellos valoran mucho el respeto por las leyes.
Además los candidatos tienen una cantidad limitada de volantes que podrán repartir y utilizar para su campaña. Fuente: El Comercio