(Aeronoticias).- Aviones de combate de Francia bombardearon por segunda vez en dos días la ciudad siria de Raqqa, la capital del Estado Islámico, en venganza por los ataques terroristas del viernes que dejaron 129 muertos en París, de acuerdo con el canal estadounidense NBC News y la agencia AFP.
El Estado Mayor de los Ejércitos de Francia anunció que los bombardeos destruyeron un centro de comando y uno de entrenamiento.
«El ejército francés condujo por segunda vez en 24 horas un ataque aéreo contra Dáesh (acrónimo del Estado Islámico en árabe) en Raqqa, Siria», indicó el Estado Mayor en un comunicado.
El domingo, Francia lanzó masivos ataques aéreos contra Raqqa, el bastión del Estado Islámico en Siria, destruyendo un campo de entrenamientos de yijadistas y un polvorín en la ciudad, donde de acuerdo con la inteligencia iraquí fueron planeados los ataques en París.
Doce aviones, incluyendo 10 jets de combate, arrojaron 20 bombas en los mayores ataques aéreos desde que Francia extendió su campaña contra el grupo extremista a Siria en setiembre, dijo el Ministerio de Defensa. Los aviones despegaron de bases en Jordania y el Golfo Pérsico, en coordinación con fuerzas estadounidenses.
Hasta el estallido de la guerra civil en Siria, hace algo más de cuatro años, Raqqa era un importante enclave comercial para los productos agrícolas en el norte del país. Desde entonces, se convirtió en uno de los feudos más importantes del Estado Islámico y está considerada como su capital en Siria.
Más de 200.000 personas vivían en aquel entonces a orillas del Éufrates.
El cambio se produjo gracias a que los yihadistas recibieron apoyo por parte de la población, de mayoría sunita. Entre la población sunita en Siria, el rechazo al régimen de Bashar al Asad, el presidente de Siria, es muy fuerte, ya que el gobierno está formado principalmente por alauitas, una rama de los chiitas.
El Estado Islámico controla de manera intensa las comunicaciones en la ciudad, por lo que obtener informaciones o noticias sobre la urbe es muy complicado.
Los extremistas controlan por completo la vida pública en la ciudad. La policía del grupo patrulla las calles, las mujeres sólo pueden salir con velo y fumar está totalmente prohibido.
Al parecer, muchos de los combatientes del Estado Islámico de origen extranjero viven en Raqqa. Sin embargo, se sospecha que tras los bombardeos que sufre la ciudad, la organización terrorista habría trasladado a sus combatientes. Estos acostumbran a camuflarse entre la población civil para no ofrecer objetivos claros.
Fuente: El Comercio.