Genocidio armenio: Obama, “antes que cante el gallo, me negarás tres veces”

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(Aeronoticias) En países en donde no hay embajada o diáspora armenia se desconoce en general que existió un genocidio contra los armenios, realizado por el Imperio Otomano en 1915, en el cual murieron millón y medio de personas. Se conmemora ya 100 años.

Este genocidio consistió en asesinatos masivos y deportaciones al desierto para que mueran de hambre e inanición. Hubo un nacionalismo exacerbado de los “Jóvenes Turcos” quienes derrocaron al sultán Abdul Hamid II en 1909 –colocaron como títere a su hermano Mehmet V-, el cual trece años antes también ordenó la matanza de 300 mil armenios.

“Jóvenes Turcos”

El otrora poderoso Imperio Otomano se desmoronaba. El ejército turco había sido expulsado de Serbia, Bulgaria y Montenegro. Rusia amenazaba. El gobierno de los “Jóvenes Turcos” que significó una era de libertad y esperanza para las minorías, entró en pánico pensando que se hundía también internamente y no tuvo mejor idea que desterrar a los armenios –que ocupaban gran parte de Anatolia y otras zonas del país- que eran cristianos, pero inmersos en la sociedad otomana, aunque tratados como ciudadanos de segunda clase y pagaban más impuestos que los islámicos.

El 24 de abril se conmemora el inicio del genocidio contra los armenios, al apresar y asesinar a cientos de intelectuales, profesionales y religiosos armenios, eliminaron a todos los hombres y deportaron al resto de la población hacia el desierto, violando a las mujeres y matándolos por inanición.

Negacionismo

Los sucesivos gobiernos turcos niegan que sucediera un genocidio y solo aceptan que muchos murieron por hambre, ocurrieron luchas étnicas y religiosas, en las que murieron unos 500 mil armenios y otros tantos turcos, en “episodios confusos” de la Primera Guerra Mundial, que empezó el 28 de julio de 1915, mientras que el inicio del genocidio empezó tres meses antes. La masacre se extendió hasta 1923.

Existen pruebas históricas irrefutables que el genocidio fue planificado. Lo atestiguan numerosos diplomáticos occidentales, religiosos y periodistas que vivieron en el Imperio Otomano, que plasmaron en numerosas crónicas. Winston Churchill lo menciona en su obra “El Mundo en Crisis”, igual Arnold Toynbee, etc.

El embajador norteamericano Henry Morgenthau, transcribió en sus “Memorias” un telegrama de Talaat, ministro de Interior dirigido a Beki Sami Bay, gobernador de Alepo. 15 de set 1915: “ha sido anteriormente comunicado que el gobierno, por orden del Comité, decidió exterminar totalmente a los armenios que viven en Turquía. Quienes se opongan a esta orden no pueden ejercer función alguna en el gobierno. Sin miramientos con las mujeres, niños e inválidos, por trágicos que sean los medios, se debe poner fin a sus existencias. Ministro de Interior Talaat”.

Archivos secretos de El Vaticano

El Vaticano abrió recientemente sus archivos. El historiador alemán Michael Hesemann, reveló en su libro El Genocidio Armenio (Völkermord an den Armeniern), documentos del Papa Benedicto XV y la diplomacia vaticana tratando de “detener las deportaciones de los armenios al desierto de Siria, salvar a las víctimas y evitar la masacre de todo un pueblo”.

En declaraciones al Portal Aleteia, el intelectual declaró que vio una copia de la misiva escrita por el Papa Benedicto XV al sultán, pidiendo misericordia para los armenios. Además, “una carta del entonces arzobispo de Colonia, el cardenal von Hartmann, al Canciller alemán, conde Graf Härtling, en el que califica la persecución de los armenios como ´no menos brutal que la persecución de los cristianos en los primeros siglos del cristianismo´. El arzobispo solicitaba una intervención alemana urgente, por desgracia, en vano”. Algunos historiadores señalan que Alemania fue cómplice del genocidio contra los armenios.

El 95% de la milenaria cultura armenia fue destruida; estamos refiriéndonos a 2600 iglesias, 1500 colegios, 66 ciudades y 25000 aldeas y el 80% del territorio histórico armenio fue usurpado por los turcos. Se estima que el coste total del saqueo llegó a 5 mil millones de dólares.

Papa Francisco

El Sumo Pontífice Francisco en su homilía conmemorando el centenario de la masacre armenia, calificó de “genocidio” lo ocurrido. Él sabía muy bien por qué lo conceptuó así. Ante miles de armenios añadió “hoy recordamos, con el corazón traspasado de dolor, pero lleno de esperanza en el Señor Resucitado, el centenario de aquel trágico hecho, de aquel exterminio terrible y sin sentido, que vuestros antepasados padecieron cruelmente. Es necesario recordarlos, es más, es obligado recordarlos, porque donde se pierde la memoria quiere decir que el mal mantiene aún la herida abierta; esconder o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla”.

Turquía tiene que reconocer el genocidio para iniciar una nueva era de reconciliación con los armenios y con el mundo civilizado. Pero no lo entiende así, sigue mencionando que son calumnias, mentiras… Retiró a su embajador en El Vaticano, protestó ante el Nuncio Apostólico y su presidente insultó al Papa.

El Parlamento Europeo también calificó de genocidio lo sucedido contra los armenios y se espera que Alemania –en un vuelco espectacular en su política exterior- también lo haga.

¿Qué hará Estados Unidos?

La colectividad armenia mundial sigue esperando la promesa en el año 2009 del entonces candidato presidencial Barack Obama. Ante la comunidad armenia norteamericana dijo: “América merece un líder que hable la verdad sobre el genocidio armenio y responda con fuerza a todos los genocidios. Yo tengo la intención de ser ese Presidente”.

Los armenios están decepcionados con él. Hace seis años que se espera ese “milagro”. Obama solo menciona que “es una de las mayores atrocidades del siglo XX”, pero no menciona genocidio para no enojar a su aliado turco. Por eso, como Jesús le dijo a Pedro: “antes que cante el gallo, me negarás tres veces”. Ya van seis. La verdad y los valores deben estar por encima de cualquier “real politik” que prescinde de los principios morales y verdades históricas, para acomodar intereses geopolíticos o económicos. Igual sucede en el tema saharaui: Estados Unidos, en lugar de defender el principio de autodeterminación y los derechos humanos de los saharauis, se hace el desentendido con la invasión de Marruecos al Sáhara Occidental.

Para finalizar evocaré la hermosa canción “Ils sont tombé”, de Charles Aznavour alusiva al genocidio armenio: “Ellos han caído sin saber por qué, hombres, mujeres y niños que sólo querían vivir… Mutilados, masacrados, los ojos cubiertos de espanto… Ellos han caído invocando a su Dios. En el suelo de su iglesia o en la entrada de su puerta. En manadas del desierto, titubeando, en cohorte. Vencidos por la sed, el hambre, el hierro, el fuego.”

En los libros escolares de historia deben incluirse los genocidios: tanto el holocausto judío, como el genocidio armenio, de Darfur, de Ruanda, la masacre contra los argelinos por parte de los franceses y las matanzas perpetradas por Sendero Luminoso, Stalin, Mao, Pol Pot, entre tantas otras. Así ninguno será olvidado.

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