El Departamento de Relaciones Exteriores expresó en una declaración que «condena en los términos más enérgicos» el atentado con bomba suicida que provocó el 5 de octubre la muerte de cinco empleados del WFP en las fuertemente protegidas oficinas de la Agencia, ubicada en la capital paquistaní de Islamabad.
Al reivindicar la responsabilidad por el ataque, los militantes talibanes señalaron que las misiones humanitarias del WFP no se llevan a cabo en los intereses de los musulmanes.
Asimismo, pidió a la ONU cerrar sus oficinas en Pakistán de manera temporal.
En el documento, Manila informó que la nación filipina expresa su más profunda solidaridad con el pueblo paquistaní, así como con las familias, los amigos y colegas de los empleados del WFP que perecieron en el incidente.
«La pérdida de estos héroes humanitarios en una cobarde atrocidad terrorista es incalculable, no sólo para Pakistán, sino también para todas las naciones,» agregó la fuente.
Manila dijo que el país reconoce el papel humanitario vital que desempeña el WFP alrededor del mundo, incluyendo Filipinas, donde los trabajadores proporcionan asistancia vital a la gente y a las comunidades en extrema necesidad.